—¿Cuánto necesitas? Si es mucho, solo puedo dártelo después de la boda —dijo Tao Yizhong con cierto nerviosismo.
Tao Yizhong no era rico; la boda la habían organizado sus padres. Entre comprar una casa y renovarla, habían gastado casi todos sus ahorros. El gasto de un maestro de ceremonias fue realmente inesperado, y no estaba preparado para ello. Afortunadamente, habían recibido una cantidad sustancial de regalos en efectivo en la boda, que tendrían que usar para cubrir el costo.
Ese dinero se suponía que era para los recién casados, guardado para su luna de miel. Ahora, el viaje de luna de miel probablemente estaba fuera de la mesa, pero poder contratar a dos presentadores valía la pena.
—No tienes que dar nada —dijo Li Yifei, palmeando el hombro de Tao Yizhong.
—¿Qué? —Los ojos de Tao Yizhong se abrieron de par en par mientras exclamaba con incredulidad.
—Me refiero a que no tienes que darles sobres rojos —dijo Li Yifei, sonriendo.
