—Esta noche, Li Yifei había sido bastante atormentado —He Fangqing, cuando se volvía loca, era realmente atrevida, especialmente esa boquita suya, que cada vez después de que Yifei se detenía, rápidamente lo hacía ponerse firme otra vez. Todo esto se debía a la constitución anormal de Li Yifei; si hubiera sido otro hombre, ya estaría suplicando clemencia hace tiempo.
A la mañana siguiente cuando Li Yifei se despertó, He Fangqing ya había salido de la cama y estaba arreglándose en el baño. Li Yifei se levantó y entró al baño, al principio se puso de pie para aliviarse, pero se sintió un poco incómodo y decidió sentarse en su lugar.
—¿No prefieren los hombres estar de pie cuando se alivian? —He Fangqing giró la cabeza para mirarlo, soltó una risita y dijo—. ¿Por qué te sientas ahora?
—Temo salpicarte —Li Yifei se rió y respondió.
En eso, de repente pensó en Xu Yingying. Cuando vivió en su casa, la jefa insistía en que no orinara de pie.
