—Está bien, te lo prometo —Li Yifei y Ye Yunzhu se miraron durante un minuto completo antes de que finalmente cediera—. En su vida, solo Ye Yunzhu podía presionarlo para que estuviera de acuerdo con algo usando un enfoque tan dominante. Incluso si fuera una mujer como Su Mengxin, si ella lo forzara a hacer algo, aún así él no lo haría. El sentimiento de la infancia hacía imposible que Li Yifei endureciera su corazón y rechazara a Ye Yunzhu, y su renuencia a involucrarse en asuntos románticos se debía principalmente a que reservaba este espacio emocional único para Ye Yunzhu.
—¡Entonces está decidido! Iremos a registrarnos mañana —dijo Ye Yunzhu, causando que Li Yifei sonriera amargamente de nuevo—. ¿Qué pasa? ¿Tu acuerdo de ahora no fue voluntario?
Li Yifei inmediatamente negó con la cabeza, luego dijo seriamente:
