Li Yifei estaba realmente frustrado, verdaderamente frustrado. ¿Quién habría pensado que salvar casualmente a Lin Qiong dos veces llevaría a esto? Él había simplemente tropezado con las situaciones y aun así había tratado todo superficialmente, sin esperar que Lin Qiong lo tomara tan en serio.
El sonido de una taza cayendo al suelo no logró despertar a Lin Qiong, que continuó bebiendo su trago lentamente, absorta en pensamientos sobre la impresionante persona que admiraba.
Li Yifei pateó los pedazos rotos de la taza a un lado, encontrando la situación tanto risible como lamentable. ¿Era realmente tan genial? Con sus rasgos completamente ordinarios que se perderían en una multitud, de algún modo había cautivado la atención de Lin Qiong. ¿Qué diablos eran sus gustos?
Afortunadamente, la persona que Lin Qiong admiraba no era su yo actual. Mientras mantuviera el secreto de quién era esa persona, las cosas deberían permanecer tranquilas.
