Era la hora punta y los autobuses estaban extremadamente llenos, pero con la protección de Li Yifei, Chu Xiaoyao se subió fácilmente al autobús. Los dos lograron llegar a un lugar un poco menos concurrido hacia la parte trasera, y allí, Chu Xiaoyao se enfrentó a Li Yifei mientras le hablaba.
—Tío, me he dado cuenta de que tomar el autobús contigo es mucho más relajante para mí, nadie más puede acercarse y esos tíos espeluznantes no pueden aprovecharse de mí —dijo ella.
Con ese comentario, varios hombres a su alrededor empezaron a sudar; todos eran de edad de tío, y era normal aprovechar la oportunidad para manosear mientras se empujaban en el autobús, como si Chu Xiaoyao estuviera hablando de ellos.
—Tal vez en un par de días, ya no tomaré más el autobús —sonrió y dijo Li Yifei.
—¿Por qué? ¿Vas a cambiar de trabajo otra vez?
—No, me estoy mudando.
—Vaya, tío, realmente me decepcionas. ¿Qué tiene de malo donde vives ahora que tienes que mudarte?
