Li Yifei no alertó a Su Mengxin y tampoco miró alrededor. Su cuerpo no estaba tenso sino completamente relajado, sin embargo, sus nervios identificaron rápidamente la fuente de la intención de matar. Era un hombre, un hombre de aspecto ordinario, pero también extraordinariamente poco común.
Decir que era ordinario era porque su apariencia era tal que cualquiera que lo mirara lo olvidaría al instante. Decir que era poco común era por el aura de intención de matar que emitía, la cual definitivamente no podía ser igualada por solo cualquiera.