—La hinchazón de tu melocotón ya ha desaparecido, ¿verdad? ¿Se siente mucho mejor ahora? —pregunté suavemente.
—Mm... Parece que realmente es así... —respondió Pequeña Ru con tranquilidad con los ojos cerrados.
Viendo su expresión extasiada, sonreí orgullosamente y dejé deslizar mi mano a lo largo de su plano vientre, avanzando directamente hacia esa zona privada.
—Ah...
En cuanto mis dedos la tocaron, Pequeña Ru soltó un grito de sorpresa, cerrando instintivamente sus piernas alrededor de mi mano, tratando de detener mi movimiento.
—Maestro Xu, no puedes... No puedes tocar ahí, es tan cosquilloso, tan vergonzoso... —Para entonces, sentí algo pegajoso en mi mano.
Al inspeccionar más de cerca, efectivamente, las sábanas debajo de sus nalgas ya estaban empapadas.
El cuerpo de esta chica, era realmente demasiado sensible.
No seguí explorando más profundo sino que comencé a presionar suavemente por el lado interior de su muslo, estimulando continuamente sus puntos de acupuntura.