—Ah, ah, ah... Me estoy muriendo, me estoy muriendo, ¿cómo ha crecido tu cosa otra vez? —dijo ella.
—Rápido, sal, no puedes acabar adentro.
—Olvídalo, si no puedes aguantarte simplemente termíname adentro, de todos modos siempre tomo pastillas anticonceptivas después.
Esta vez, Suzan estuvo de acuerdo ella misma en dejarme hacerlo dentro de ella sin dejarme hablar. En sus palabras, ella y su marido llevaban tantos años casados sin concebir un hijo, sospechaba que era problema de su marido. Si yo conseguía embarazarla, no solo no me culparía, sino que también estaría agradecida. Porque realmente quería llegar a ser madre desesperadamente.
Sin embargo, aún así contuve con fuerza el impulso de estallar, le di unas palmadas en el trasero y la hice arrodillarse en la cama. Me encanta esta posición de montar, especialmente con mujeres como Suzan que tienen grandes traseros, la sensación de empujar desde atrás realmente es increíble.