—Psh, seguro que sabes hablar.
—Suzan soltó una risita —De hecho, sé que solo quieres acostarte conmigo. Todo lo que dijiste antes era solo para tenerme en tus garras, ¿no es así?
—Es difícil de decir, eres joven, pero definitivamente eres astuta.
—¿Y qué si soy joven?
—Avancé hacia adelante con fuerza como represalia.
—¡Ah!
—Suzan no pudo evitar echar la cabeza hacia atrás, soltando un gemido conmovedor.
—En ese momento, ya no estaba resistiendo, y parecía que la había hecho sentir bastante cómoda.
—Tú... dijiste que no te ibas a mover, ¿no es así? ¿Por qué... sigues empujando?
—Se volvió, su cara estaba sonrojada y sus ojos eran lascivos mientras me miraba. Aunque pronunciaba palabras de queja, podía decir que lo estaba disfrutando.
—¿Y qué si soy joven? ¿Ser mayor te hace mejor? ¿Es más grande que el de tu marido? —la provoqué con una sonrisa burlona.
—Ah... para, no te muevas...
—El tuyo es más grande, mucho más grande que el de mi marido... mmm...