Después de terminar el trabajo y regresar a casa, no podía dejar de pensar en la hermosa y encantadora Liang Lu.
Cada mujer me brindaba una experiencia única y maravillosa: la inocencia de Yang Yaxue, la coquetería de Liu Qingxue y el conservadurismo de Liang Lu...
Probablemente era porque Liang Lu estaba amamantando; encontré un tipo diferente de placer con ella, a la vez conservador y seductor, especialmente esos dos melocotones llenos en su pecho—el jugo dulce era irresistible en todas partes.
Durante la cena, la tía Wu me dijo que mi ungüento estaba ahora en escasez, y hasta habían preguntas sobre algo que pudiera eliminar las manchas oscuras.
Mientras funcionara, la gente estaba dispuesta a pagar cualquier cantidad de dinero.
El dinero, todos lo aman, y yo no era la excepción.
