Mmm... Mmm-hmm...
—Xu Tian, nunca me di cuenta de que tus técnicas de masaje eran tan exquisitas. ¿Cómo es que nunca lo noté antes? —Song Yazhi cerró los ojos, con una expresión de pura felicidad en su rostro.
—Es normal. Después de todo, en la escuela, era bastante introvertido —dije con una sonrisa amarga.
—Ah... Si tan solo no me hubiera casado tan temprano, y ahora, mírame, tú perteneces a Yaxue, y he perdido mi oportunidad... —Song Yazhi me miró con una cara llena de anhelo nostálgico—. Bueno en masajes, y esa cosa tuya es tan grande, qué lástima, de la vista, de la mente.
—Ah, para... para, no toques ahí, ah ah ah... —Cuando mis dedos rozaron de nuevo su punto sensible, no pudo evitar comenzar a gemir otra vez.
—Listo, el masaje ha terminado. —Viendo que realmente ya no podía aguantar más, si continuaba así, realmente me preocupaba que pudiera perder el control y saltar sobre mí.