En realidad, cuando lo pienso, soy realmente un extraño. Considerándolo todo, ni siquiera he conocido a Wang Xiru por un mes.
Debería estar contento de haber poseído verdaderamente su cuerpo; ¿qué hay para estar desalentado?
—Hermana Xinru, estoy bien. Vamos a apurarnos y empacar para ir a casa.
Forcé una sonrisa y en silencio subí mis pantalones.
Luego, Wang Xiru me ayudó a ordenar el cuarto de masaje, evitando que cualquiera que entrara más tarde notara algo.
Cuando llegamos a casa, mis ojos captaron instantáneamente a un hombre de mediana edad sentado en el sofá, fumando un cigarrillo.
Era tan guapo como el hombre en la foto de la boda.
Mientras lo observaba detenidamente, él también me observaba.
Fue entonces cuando Xinru reaccionó primero, rápidamente se acercó para rodear su cuello con los brazos y plantarle un beso en la cara, sonriendo mientras decía, —Esposo, este es Xu Tian, el chico del que te hablé la última vez.
