Escuchando esa voz familiar, abrí los ojos con somnolencia.
Efectivamente, debería ser Liu Qingxue.
—Holgazán, hora de levantarse, Nianqiu salió, hice unos huevos estrellados, comamos juntos. —Después de que Liu Qingxue me arrastró fuera de la cama, se dio la vuelta y volvió a la cocina para servirme comida.
Tras un rápido lavado, me dirigí a la cocina, donde Liu Qingxue, con un delantal atado a su cintura, no solo se veía sexy sino también más madura y encantadora, emitiendo la vibra de una diosa doméstica.
Al verla, no pude evitar sentirme inquieto y caminé hacia ella para abrazarla por detrás, mis manos naturalmente trepando a las cumbres.
—Eh, ¿qué estás haciendo tan temprano en la mañana? —Liu Qingxue dio un pequeño meneo pero no me detuvo.
Aún inseguro, deslicé mi mano debajo de su falda hasta que vi esa conocida ropa interior sexy, y solo entonces mi corazón se tranquilizó.
Esta vez no había absolutamente ningún error, era de hecho Liu Qingxue.
