—Mm.
—Pequeño Tian, me haces sentir tan bien, realmente me gusta cuando haces esto... —Desde abajo, la ya lasciva Liu Qingxue era incapaz de resistir tal intensa estimulación; su cuerpo tentador no paraba de temblar, claramente extasiada, con más fluidos secretándose de su tierna hendidura.
—Rápido, para, ah ah... Ya no puedo más, hermana no puede más, no... no lo hagas más, apaga esa cosa... —Los gritos de Liu Qingxue se hicieron cada vez más fuertes, claramente estaba entrando en un estado de olvido.
Después de jugar un rato, tuve suficiente, saqué ese aparato de debajo de ella, lo lancé a un lado y con mi erección en su punto máximo, la penetré profundamente en su cuerpo.
—Ah...
—Bien, tan duro, tan grande, tan satisfactorio... —En el momento en que entré, no pudo evitar soltar un grito fuerte, aferrándose a mí estrechamente con ambas manos.