—Recuerda esperar a la Tía Gianna bajo esa sombra después de la salida de la escuela...
Atenea señaló la sombra a la que se refería, mientras ella y sus hijos salían de la oficina del director.
Los gemelos asintieron, sonriendo adorablemente hacia ella. Saltaron emocionados, sosteniendo sus manos, mientras ella los acompañaba a su aula.
—Y por favor no hagan problemas en clase...
Kathleen puso cara de disgusto ante la reprimenda implícita de su madre. —Mamá, ¡no somos alborotadores!
Atenea asintió solemnemente, haciendo que Nathaniel se riera. Su madre los conocía lo suficientemente bien.
—Lo intentaremos, mamá —si nadie busca problemas con nosotros. Pero mantendremos nuestros problemas seguros y fuera de alcance.
Atenea esperaba, por el bien de los otros niños, que escondieran bien sus problemas. Sus hijos podían ser problemáticos cuando decidían serlo.