Vyrkon asintió con la cabeza, dio media vuelta y se dirigió a los hechiceros que se habían liberado.
― Es hora de continuar con la segunda parte del plan ―les dirigió a todos, una pequeña sonrisa.
Los siete hechiceros se miraron unos a otros y luego curvaron sus labios en una sonrisa.
― Lo hemos pensado bien, y llegamos a la conclusión de que no los necesitamos para escapar de este lugar ―habló uno de ellos con voz ronca.
― Les agradecemos que se hayan desecho de la barrera ―habló otro de ellos.
Vyrkon observaba a los siete hechiceros por igual, su mirada no les mostraba ninguna molestia ante sus palabras, de hecho, era más bien diversión.
― En realidad, nadie les dijo que ustedes nos serían de ayuda ―y al decir eso, la sangre brotó imparable de la garganta de uno de los hechiceros, los demás observaron el cuerpo de su compañero convertirse en chispas de luz antes de desaparecer y ni siquiera les dio tiempo a reaccionar ante los siguientes ataques que les costaron la vida.
Vyrkon sacudió la sangre que goteaba de sus manos, especialmente de su roca a la cual él había moldeado y afilado para convertirla en un cuchillo, miró sobre su hombro derecho el rastro de sangre que habían dejado los siete hechiceros en el suelo y luego le dedicó una mirada a Derkno e inclinó la cabeza.
― Continuemos con la tercera fase ―dijo éste sin ninguna expresión en su rostro, continuó su camino hacia la salida.
***
― Traten de no matar a todo soldado que se interponga en nuestro camino, cada pieza importa, y lo más importante es no dejar que los barcos se vayan, son nuestro único transporte para salir de esta asquerosa isla ―habló Komram a todos los prisioneros que ahora estaban libres y listos para salir de la isla.
― Los Garluts no obedecemos a ningún Ekhroniano ―habló uno de los prisioneros, un Garluts de nombre Tror, su voz ronca y nada natural mostraba amenaza― saldremos de esta prisión, pero ustedes se quedan, como agradecimiento por haber abiertos nuestras celdas los dejaremos vivir.
― Estoy extasiada de agradecimiento ―dijo Komram arrastrando las palabras con lentitud y aburrimiento― era de esperarse que la escoria no cumpliera con su palabra. Pero, el juramento de lealtad eterna que hicieron al príncipe Derkno deben cumplirla, les guste o no.
Todos los Garluts se echaron a reír ante sus palabras.
― Los Garluts somos más fuertes que todos ustedes, incluyendo a tu príncipe caído, y jamás cumplimos nuestros juramentos ―todos se echaron a reír de nuevo.
― Por supuesto que no ―dijo con el mismo tono de voz― lo sé muy bien.
Les dedicó una mirada divertida y excitada a todos ellos que se estaban preparando para enfrentarse a ella, Komram levantó su espada y atacó al Garluts estrellando el filo de su espada en la piel dura del monstruo, la espada no lograba atravesar su piel dura, y se es sabedor que el único punto débil de un Garluts es su garganta, esa parte de su cuerpo blanda puede ser atravesada por una espada o cuchillo. Así que cuando Komram tuvo la oportunidad de clavarle su espada en la garganta del Garluts, lo hizo con un movimiento ágil y conciso, ningún Garluts pudo ver exactamente en qué momento ella había hecho un movimiento como ese.
Komram sacó la espada de la garganta del Garluts y con su mano izquierda tomó por el cuello al monstruo y apretó fuertemente, el maná del Garluts era absorbido por la chica.
Cuando hubo acabado de absorber todo el maná del Garluts, el cuerpo de éste comenzó a pudrirse hasta desaparecer, el resto de los demás observaron la escena con estremecimiento.
― Tú no eres… ―dijo Tror, pero él no terminó de hablar, Komram levantó su dedo índice cubierto por sangre negra, la acercó a sus labios e hiso una seña de silencio.
― No quiero desperdiciar más vidas, ya que necesitaremos de todos ustedes para poder salir de la isla ―dijo con voz calculadora― ustedes servirán al príncipe Derkno, lo quieran o no.
La presencia de Derkno causó silencio, Komram se irguió levantando la cabeza muy en alto y luego de unos segundos se giró hacia él mostrándole una sonrisa ladina.
― Veo que has estado divirtiéndote ―comentó observando la sangre oscura que goteaba de su espada.
― Solo maté a uno ―enfundó la espada― para restablecer el orden.
― Veo que ya está restablecido ―dijo Derkno mirando a los Garluts. ― suponía que algo así sucedería.
Los Garluts cayeron al suelo convulsionándose de una terrible agonía. Derkno, Komram y Vyrkon observaron como ellos se retorcían de dolor sin mostrar reacción alguna, la última parte del plan ya estaba hecho.
Cuando todos terminaron de convulsionarse se pusieron en pie uno a uno, en sus cuellos apareció una mancha deforme color roja.
―la maldición de la obediencia eterna― eso era lo que significaba la mancha roja en su cuello. Como Derkno lo predijo, ahora todos lo obedecerían sin oponérsele.
Isayri salió de las sombras junto con los demás prisioneros y guardias que habían sido hechizados con la maldición de la obediencia eterna para colocarse al lado de Derkno, Komram la miró de soslayo.
― Te tardaste demasiado ―dijo con voz venenosa.
― Trabajé tan rápido como pude en el hechizo, estar sin magia por diez años y luego recuperarla no es tan fácil ―explicó con la molestia en su voz.
― Tus pretextos no me interesan, eres lenta, siempre lo has sido.
― Ah, ¿en serio? ―dijo la hechicera mientras levantaba una de sus manos. Derkno la detuvo.
― No quiero discusiones innecesarias ―dijo.
Ambas asintieron con la cabeza y no dijeron nada más, Derkno dio unos pasos al frente y les ordenó a los Garluts y los demás prisioneros que se dividieran en ocho grupos y cada grupo tomaría un barco. cuatro de los grupos eran dirigidos por Derkno, Komram, Isayri y Vyrkon.
En cuanto el campo anti-magia se disparó dio la alarma a todos los navíos, el nuevo cambio de guardias iba en camino cuando el campo había dejado de funcionar, sabían lo que eso significaba, que los prisioneros habían escapado de sus celdas, y ellos estaban más que listos para detenerlos e impedirles el paso.
Cuando el ataque sucedió, había mucha desventaja para los soldados, uno a uno, fueron cayendo por la maldición de Isayri, los prisioneros que observaron el navío que estaba frente ellos, era el grupo que iba dirigido por Vyrkon. Apoderarse del barco fue fácil, los soldados estaban listos para atacar a los prisioneros con los cañones Blora4 que no se percataron de los intrusos que abordaron el barco, fueron atacados por sorpresa y ellos también fueron derrotados ante sus enemigos. Hubo muertes también por parte de los ex prisioneros, pero al final, quienes ganaron fueron ellos.
Cuando lograron apoderarse de los ocho barcos y ponerse en marcha, lo único que quedaba por esperar era la venganza, la dulce venganza por haberlos encerrado y dejar que se pudrieran en esa maldita isla.