LAS MARCAS DE LOS 4 ALFAS

Mimi_Rous
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Synopsis

un nuevo mundo

Mi historia**

Hola, me llamo Mimi, tengo 16 años y vivo en Chile. Lo que voy a contar puede parecer poco creíble, pero es la verdad. Mis padres tienen que mudarse a Alaska por trabajo y, al ser menor de edad, debía ir con ellos. La verdad, no me molestaba dejar mi ciudad, ya que no tenía muchos amigos. Siempre fui alguien solitaria, además de que sufría mucho bullying por mi cuerpo. Soy algo gordita, aunque con curvas. Mi cabello es rizado y rojo, y mis ojos son verde-azulados, lo único que realmente me gusta de mí.

Todo empezó cuando, de la noche a la mañana, mi papá me dijo que nos teníamos que ir. Sin protestar, comencé a empacar mis cosas. En el avión me sentía extraña, con una presión en el estómago como si algo quisiera salir.

—Mierda, creo que voy a vomitar —dije en voz baja.

Mi mamá me miró con calma:

—Mimi, tranquila, eso son solo nervios.

—Sí, sí, mamá, estoy bien —respondí, intentando calmarme.

Tras 14 horas de vuelo, finalmente aterrizamos. Mi mamá me miró y, con un tono serio, dijo:

—Mimi, tienes que ser cortés. Baja la cabeza y, por favor, no seas insolente.

En ese momento recordé que, además del trabajo, este viaje estaba relacionado con la muerte de un familiar de mi papá, alguien de quien nunca hablaban.

Al salir, se acercaron dos hombres impresionantes. Tenían rasgos asiáticos, músculos definidos y tatuajes que parecían de revista. Literalmente, estaban para morirse. Ambos me miraron de pies a cabeza, evaluándome, y dijeron:

—Hola, venimos a buscarlos.

Mi papá, en un tono serio, respondió:

—Ok, vamos.

No podía dejar de mirarlos. Había algo extraño en ellos que me inquietaba, aunque no sabía exactamente qué. Subimos al auto y, durante el trayecto, el camino estaba rodeado de un espeso bosque. Al llegar, vi que había guardias, quienes hicieron una reverencia a mi papá. Me reí un poco y lo miré con burla.

—¿En serio, papá? ¿Qué es esto? —le dije.

—Por favor, compórtate —respondió, molesto.

—Papá, ¿estos tipos nos entienden? —pregunté, casi burlándome.

—Dudo que hablen español —respondió sin mirarme.

—Ah, bueno —respondí, encogiéndome de hombros, mientras seguía observando todo a mi alrededor.

Pasamos por una ciudad hermosa, pero algo llamó mi atención: aquí todos los hombres eran guapísimos. En un suspiro, me cerraron la ventana de golpe.

—No puedes mirar —dijo uno de los hombres con frialdad.

Molesta, miré hacia otro lado. Finalmente, llegamos a una mansión gigantesca con guardias y varios vehículos estacionados. Al bajarme, vi que un hombre alto, igual de imponente que los otros, se acercaba corriendo hacia mi papá.

—¡Hermano! ¡Cuánto te extrañé! —dijo con entusiasmo, abrazándolo como si fueran niños pequeños.

Mi papá sonrió y respondió de la misma manera. Luego, aquel hombre me miró con una sonrisa cálida:

—Así que tú eres Mimi. ¡Quiero conocer a mi sobrina!

Lo miré, confundida.

—¿Tú eres hermano de mi papá? —pregunté.

—No de sangre, pero nos criamos juntos. Soy como su hermano —explicó.

Entonces llegaron cuatro hombres más, todos altos, musculosos y con unos ojos azules hipnotizantes. Eran gemelos, pero dos de ellos eran más altos y los otros dos más anchos. Ninguno llevaba camisa, lo que me hizo sentir incómoda porque me miraban como si quisieran devorarme.

—Ellos son mis hijos —dijo el hombre—. Mimi, ellos son tus primos: Ethan, Kai, Liam y Noah.

—Hola —dije tímidamente.

Uno de ellos, Ethan, me miró fijamente y, con una voz profunda, respondió:

—Un gusto conocerte, Mimi.

Su mirada era tan intensa que me hizo bajar la cabeza, confundida.

De repente, una mujer rubia oxigenada salió de la mansión y besó a Kai en los labios. Sentí un nudo en el estómago, algo que me molestó profundamente, aunque no sabía por qué.

Sin decir nada, seguí a mi papá hacia dentro de la mansión, sin imaginar que mi vida estaba a punto de cambiar. .