Naruto y sus personajes pertenecen a Kishimoto. Yo soy un don nadie.

A una edad temprana, Uzumaki Naruto descubrió que la vida era una mierda. Huérfano desde que era solo un bebé, o quien sabe, quizás sus padres decidieron que el no valía la pena el esfuerzo y decidieron abandonado en la primera oportunidad. Quizás murieron durante el ataque del Zorro de las Nueve Colas, día que coincidía con su nacimiento.

Pero las miradas de desdén y de odio mal disimulado de la población de Konoha, acompañado de los susurros llenos de malicia hacia su persona, Naruto se pregunto si sus padres lo odiaban de igual manera y por eso lo dejaron. 

Fuera lo que fuera, Naruto tenía que lidiar con ello, aunque no le gustará. Tan solo tenía cinco años cumplidos, pero aún así conocía la oscuridad de las personas. Era abrumante sentir la cantidad de energía negativa que se enervaba en las personas cada vez que el estaba cerca, cada persona, fuera civil o Shinobi tenía Shakra en su interior, Naruto lo podía ver, aunque fuera minúsculo, cada persona en la aldea, Naruto era consciente de cada una, era abrumador y más aún sentir las emociones como el las sentía. 

Se preguntaba como los demás ninjas soportaban eso, seguramente lo descubriría cuando entrara en la academia, eso esperaba.

Pero de nuevo, a ellos no lo odiaban como lo odiaban a el. 

Suspiro, mientras se dejaba caer sobre el suelo y recostaba su espalda en el tronco de aquel árbol. A muchos el bosque de la muerte les resultaba escalofriante, para Naruto era un lugar donde podía encontrar la paz que no sentía en la aldea, era su refugio. 

Sonrió al sentir el Chakra de cada criatura viva en el bosque, desde la más minúscula hasta la más enorme. Sintió que no había ningún ninja cerca. Exhaló un suspiro dejándose envolver por la atmósfera del bosque, miro hacia el cielo, más allá de las hojas, observo las nubes.

—A veces quisiera ser una nube…solo estar allí, flotando sin rumbo, a donde el viento me lleve. 

Murmuró distraídamente mientras contemplaba el cielo. Soltando un bostezo, sintió sus párpados pesados, el sueño ganando su asalto. Para cualquier otra persona, resultaría ser una mala idea dormír en un bosque como ese, con tantos depredadores y criaturas que no dudarían en darse un festín con carne humana. 

Sin embargo, Naruto no tenía esa preocupación, sabía que el bosque cuidaría de el, siempre lo hacía.

En otro lugar, en la parte mas oscura de Kohoha, un ambu se arrodilló frente a su maestro, un hombre anciano, quien sin duda había visto mejores momentos, estaba vendado en la mitad de su cara. 

–Y dime, ¿qué información has recopilado?

El ambu, aún arrodillado, comenzó a hablar. 

–Es tal y como usted sospechaba, Danzo-sama. 

El susodicho, se quedó en un silencio contemplativo.

–Entiendo– murmuró, luego soltó un carcajada, una como no había tenido en años. –No pensé que el viejo mono lo tuviera en el, tal desicion…una tan cruel, nada parecido a el, sin duda. 

Por años, el viejo tercer Hokage había vendido una imagen de abuelo y líder compasivo, débil, en opinión de Danzo, crédulo, algo que irritaba al viejo halcón de guerra en gran medida. 

Aquellas eran debilidades que no debería tener un líder.

"Y pensar que sería capaz de guardar tal rencor a quien fue su sucesor" pensó con algo de diversión. Miro a su subordinado.

–Vigila al chico Sarutobi, por supuesto, no tengo que decirte lo importante que es que mantengas un perfil bajo.

–Hai, Danzo-sama. Si puedo preguntar Danzo-sama…¿Que piensa hacer con esta información? 

Por un momento, el viejo halcón no dijo nada, contempló sus opciones, finalmente llegando a una desicion.

–Nada. Solo observaremos, mientras tanto, limítate a vigilar al chico. Puedes irte 

Y con eso el ambu raiz desapareció de su presencia. 

–Ah, Hiruzen, quiero ver qué harás cuando el escupitajo te caiga en la cara.--dijo con burla para si mismo —Pero, me intriga que hará el chico Uzumaki una vez se entere que lo condenaste injustamente. Sin duda, tendré mis ojos puestos en el chico, después de todo teniendo en cuenta quienes eran sus padres, podría ser un gran activo para la aldea. Si, será interesante.

En el bosque de la muerte, Naruto abrio los ojos después de tomar un siesta, sintiendose un poco más renovado. Parpadeando, soltó un bostezo. Había sido un sueño pacífico, no había Sido alertado de ninguna presencia además de los animales en el bosque, miro a su alrededor y se encontró solo en aquel lugar. Mirando hacia el cielo, se dió cuenta que había atardecido.

–Pronto caerá la noche, debería volver–suspiro. –Tal vez debería cenar algo de ramen en ichikaru, no me queda mucho en casa. 

Con eso en mente comenzó a caminar regreso a la aldea. 

Logrando evitar a los guardias y a cualquier ninja gracias a su habilidad, Naruto pronto estuvo en más calles de la aldea. Acostumbrado a las miradas de los aldeanos, Naruto las ignoro y trato de ignorar los sentimientos negativos que de ellos emanaban. 

Algo llamo su atención entonces, fue cuando pasaba junto al parque de la aldea, sintió una pequeña presencia, desbordaba tristeza y angustia. Eso llamo la curiosidad de Naruto y antes de que lo pensara mejor, se estaba moviendo hacia donde estaba aquella presencia.

Sintió un tirón que no pudo explicar que lo llevo hacia allá. 

Era una parte apartada del parque, oculta para los ojos quisquillosos. Escucho unos sollozos que se hacian más fuerte mientras se acercaba. 

Era una niña.

La niña lloraba bajo la sombra de un árbol, era rubia, y aquello llamo su atención, no había muchas personas en Kohoha quienes tuvieran el cabello rubio, pero el cabello de la niña era más pálido que el suyo propio.

Naruto ahora no sabía que hacer a continuación, nunca se había encontrado en una situación similar. ¡Su experiencia con niñas era nula!

–¿Estás bien?-- 

Oh vaya, que genio, que gran comienzo. Sintió como la niña se sobresaltaba y lo miraba con los ojos bien abiertos. 

Naruto sintió que perdía el aliento. 

A pesar de las lágrimas que brotaban, Naruto nunca había visto unos ojos tan bonitos en su vida, aquella niña era…

–Hermosa…— tartamudeo antes de poder detenerse. 

La niña lo miro con sospechas, secándose las lágrimas. 

–¿Quien eres? ¿Que haces aquí? Espera, ¡no me importa! ¿¡Vienes a burlarte de mi también!?

Saliendo de su estupor, Naruto rápidamente se apresuró a refutar eso. 

–¿Que? ¡Claro que no! ….yo solo escuché como alguien lloraba y vine a ver qué pasaba ¡De veras!

Aquella niña le miro aún con sospecha.

–No te creo…–le dijo entrecerrando los ojos. 

–Te lo prometo ¡No es nada de eso! …Y a todas estas…¿Por qué llorabas?

La niña se cruzó de brazos, mirándolo intensamente con aquellos ojos azul claro, como juzgandolo. 

–¿En serio no vienes a burlarte?

–¡Claro que no!--exclamo Naruto mirándola a los ojos–Lo prometo.

Ella exhaló un suspiro tembloroso. 

–Yo…lo siento, no quería ser grosera contigo es solo…

Naruto le sonrió.

–¡No te preocupes! Entiendo.

Entonces hubo un silencio algo incómodo entre los dos. Tratando de ser lo más cuidadoso posible, Naruto finalmente rompió el silencio.

–¿Por qué llorabas? 

Ante su pregunta, la niña lo miro, Naruto sintió su tristeza invadirla.

–Mis…mis amigos se burlaban de mi…me decían Ino-cerda….ellos…

Ino, ella se llamaba Ino. Y por alguna razón, aquel nombre le resultó hermoso a Naruto

Naruto inexperto como era, actuó por instinto y antes que supiera lo que hacía, sintiendo la angustia de la niña, la atrajo en un abrazo, que al principio la tomo por sorpresa. 

Ino sintió derretirse en lo cálido del abrazo qje le daba aquel niño del cual aún no sabía su nombre. 

–Si te hicieron llorar, no son tus amigos, los amigos no hacen llorar a sus amigos. 

El día para Ino Yamanaka había comenzado como cualquier otro, levantarse temprano, ayudar a sus padres en la floristería y más tarde ese día, salir a jugar con sus amigos en el parque. 

Todo iba normal, como cualquier otro día. Hasta ese fatídico momento. Alguien había dicho algo muy divertido que los hizo reír, 

Entonces sucedió. Todos se quedaron en silencio cuando un particular sonido provini de Ino mientras se reía. 

Todos la miraron con los ojos bien abiertos, antes de reírse de ella. Ami, una de sus amigas exclamó con burla. 

–¡Ino-cerdo!-- y siguio riéndose, los demás corearon aquel nombre y Ino no pudo soportarlo más y salió corriendo de allí. 

Y ahora aquí estaba, siendo abrazada por este niño del que ni siquiera sabía su nombre. 

Sin embargo, se sentía cálido, muy cálido 

Pasaron un momento abrazados, sintiendo el calor del otro hasta que finalmente se separaron, ambos se miraron, Naruto le sonrió. 

–¿Ya estás mejor?

Ino sintió sus mejillas calentarse y bajo la mirada tímidamente.

–Yo…si, me encuentro mejor –murmuro un poco nerviosa. 

–¡Me alegro! ¡Una niña tan bonita como tú no debería llorar! ¡De veras!

Ino sintió que su rostro estallaba en llamas. 

Naruto la miro alamardo. 

–¿Te encuentras bien? ¡Estás roja!

Para vergüenza de Ino, sintió como aquel niño le tocaba la frente.

–No…no es nada…– le dijo apartando la mirada de el. –A todas estas ¡No me has dicho como te llamas!

Naruto le sonrió brillantemente 

–Uzumaki Naruto, ese es mi nombre. Es un placer conocerte…

Naruto ya sabía su nombre, pero el quería escucharlo venir de lla. 

–Yamanaka Ino, también es un gusto conocerte, Naruto.

Pasaron las horas de ese primer encuentro, Ino y Naruto pasaron resto de la tarde hablando entre ellos, hablando de cualquier cosa. Naruto estaba fascinado por ella. Era refrescante encontrar a una persona que no lo odiara o ignorara, normalmente los niños de su edad lo evitaban.

Sabía que no debería hacerse ilusiones, tal vez después de este día, Ino no volvería hablar con él ya sea que se diera cuenta o se sumará a las personas que despreciaban su existencia.

Mientras tanto, disfrutaría de la presencia de Ino, ¡nunca había sentido un Chakra tan cálido y puro! Sus palabras eran sinceras y no lo odiaba, sentía su honestidad en cada palabra.

Aunque era extraño, el rostro de Ino se enrojecia cada vez que le halagaba. Raro, las niñas son raras.

La conoció un poco mientras hablaban. Ella era miembro de un clan, sus padres tenían una tienda de flores, ¡y ella entraría a la academia el año que viene!

–Se hace tarde…debería volver a casa.-- dijo Ino.exhalando un suspiro de decepción. Ella se levantó del suelo y Naruto la observo, se dió cuenta que estaba apunto de anochecer.

–Vaya, el tiempo se pasó volando. – dijo Naruto un como triste por lo inevitable. –Tambien debería irme a casa. 

Ambos se miraron, sin ganas de querer despedirse. 

–Oye Naruto…¿Quieres encontrarte conmigo mañana? Es decir, me gustaría mucho….pero si tú…

–¡Me encantaría!--exclamo un poco demasiado alto, se tapo la boca un poco avergonzado. –Es decir, me gustaría mucho volver a verte, Ino-chan.

Ino sintió sus mejillas calentarse. Sin embargo Ino compartía las mismas emoción. 

–¡Maravilloso! Entonces, es una promesa, nos veremos aquí mañana.

Naruto asintió sonriendo. En ese momento se le ocurrió una idea, y colocando una de su manos en su espalda, concentro un poco de Chakra en la palma de su mano.

Ino abrio los ojos con sorpresa cuando de repente Naruto extendió una de sus manos. Le extendió una flor amarilla. 

–Este es una rosa amarilla. Leí que significa amistad y alegría. Y en verdad me gustaría ser tu amigo, me llenaría de alegría, Ino-chan. 

Ino lo miro conmovida, su mejillas rojas, tomo la rosa entre sus manos, le sonrió embelesada.

–Me encantaría ser tu amiga, Naruto-kun.

Al llegar a casa, Ino fue recibida por madre, quien la miró con los brazos cruzados en su pecho y una ceja alzada.

–Jovencita, ¿crees que estás son horas de volver?

Ino trago grueso.

–Yo…no me di cuenta que era tan tarde–trato de defenderse. 

Sin embargo, Sayuri Yamanaka, noto con curiosidad, como Ino sostenía una flor amarilla entre sus manos. 

–¿Alguien te dió una rosa, cariño?

El rostro de Ino de sonrojo, y Sayuri contuvo un chillido.

Inoichi sufriría un infarto cuando se enterará

Fin del capítulo. 

Y aquí está, espero les haya gustado. Es mi primera historia, sean amables XD. Si les gustó comenten, dejen su like.

Pronto estaré actualizando.