Cuando por fin desperté, pude notar que no me encontraba en un hospital o algo parecido, lo cual me pareció extraño.
Pasados unos segundos, se me pasó la conmoción al notar que había un hombre fuerte, con unos músculos envidiables y pelo castaño, aparentemente en sus 20, observándome a pocos metros de distancia.
Lo primero que pensé fue: "¿Qué hace este tipo, al cual no conocía, observándome con una aparente emoción en su cara y haciendo gestos extraños como si yo fuera un bebé?"
Al tratar de evitar la mirada de ese hombre, moví mi cabeza hacia arriba y me percaté de que una hermosa mujer con ojos negros y pelo castaño me tenía entre sus brazos.
Ambos estaban conversando en un idioma desconocido, para nada parecido al japonés al que yo estaba acostumbrado.
Estaban emocionados, aunque el hombre lo estaba más que la mujer, ya que ella se notaba un poco cansada y fatigada. A pesar de ello, la felicidad que emanaban ambos era evidente.
Intenté moverme, pero noté que no podía ni siquiera mover un dedo. Vamos, sentía que no tenía extremidades. Lo único que me hizo dejar de pensar en eso fue el hecho de que podía sentir el tacto de mis manos.
Luego de unos momentos, el hombre me levantó. Aunque un poco confundido, me sentía cansado y terminé durmiéndome en sus brazos.
Ya ha pasado aproximadamente un mes desde que desperté aquel día.
He podido comprobar que, al parecer, he reencarnado en un bebé de la Edad Media en algún país de Europa, aunque se me hace extraño el hecho de haber reencarnado en una época antigua.
Lo veo como una oportunidad para poder empezar de nuevo y, así, tener una vida más interesante que no solo consista en ir a la preparatoria y leer mangas.
Algo que me baja la emoción es que las condiciones de vida en esta época eran deplorables, pero, hasta ahora, todo parece estar bien, ya que mis padres me bañan a diario. Algo que, para los historiadores de mi antigua época, era completamente descabellado.
Ya han pasado 6 meses desde que reencarné en este cuerpo, y ya he aprendido a gatear, por lo cual puedo ver más cosas de mi casa.
Hoy está haciendo bastante sol, y, aun así, mi padre está entrenando con su espada. Al parecer, trabajaba o trabaja como guardia o algo similar.
Aunque no me cuadra, ya que vivimos en un pueblo bastante alejado de un reino o algo parecido.
Estoy feliz de haber reencarnado como el bebé de esta pareja, ya que me han tratado de lo mejor, y ambos siempre están felices. Pero todavía extraño a mis padres de mi época; deben de estar destrozados por mi muerte, ya que yo era su único hijo.
Hoy ya ha pasado un año desde que reencarné. Diría que puedo entender a mis padres. Aun no puedo hablar con ellos, pero diría que solo es cuestión de tiempo para lograrlo.
Descubrí que mis padres se llaman Paul e Isolde Windrake. Al parecer, estos dos se independizaron y no tienen lazos con sus familias, ya que, cuando nací, solo se encontraban mi padre y mi madre.
Ahora tengo aproximadamente un año y medio aquí.
Disfruto observar por la ventana y moverme por la casa bastante, pero a mis padres les preocupa eso. Por lo que veo, piensan que podría afectar mi socialización o algo así.
Mis padres suelen estar felices y juntos, pero, como toda pareja normal, tienen sus discusiones. Normalmente son por cosas estúpidas, como mi madre diciéndole a mi padre que deje de usar la espada tanto o sobre quién me limpiará cuando haga del 2.
Sin embargo, hoy tuvieron una discusión que me emocionó excesivamente.
—Paul, ¿en serio quieres que Sylas se convierta en un espadachín? O sea, no es que esté mal, pero ¿y si desarrolla la habilidad de usar magia? ¿Aun pensarías en eso? Que mi hijo pueda usar magia sería increíble.
—Isolde, ¿no crees que le estás dando muchas esperanzas a nuestro hijo? La magia no es algo con lo que tú eliges nacer, y para mí sería emocionante que sea como su padre: apuesto, musculoso y, además, un espadachín.
—Paul, ya deja de querer que nuestro hijo sea como tú y empieza a pensar en lo que sería mejor para él. ¿No crees que eso sería lo correcto?
—Entiendo que pienses eso, pero es que es mi primera vez en esto, estoy emocionado, pero, a la vez, no sé qué hacer. Tengo miedo de ser un mal padre.
—No seas tan egoísta. Ya sabes que también es mi primera vez. Entiendo que estés emocionado; yo también lo estoy, incluso más que tú. Deseo lo mejor para nuestro hijo, y por eso quisiera que fuera las dos cosas. Aunque sería difícil, no es imposible.
—Wow, en serio tienes muchas expectativas para nuestro hijo. Yo también quisiera eso, aunque sería muy difícil.
—Sí, pero no está mal pensar en grande. Dicen que, si lo haces, lo que pienses se cumplirá. Le daré un libro de magia a Sylas para que pueda, por lo menos, ver las imágenes.
—Sí, supongo que eso estaría bien. No le podré dar una espada porque todavía está muy pequeño y se podría lastimar muy fácil.
Después de escuchar eso, pensé: "¿Realmente estoy en un mundo mágico?" Luego todo me cuadró: no estaba en el pasado, estaba en otro mundo, como en los mangas que solía leer. Por eso lo de la espada y la magia de la que hablaba mi madre.
No lo puedo creer. Estoy en otro mundo. Tengo tantas opciones: ¿seré un espadachín o mejor un mago? No sé. Estoy muy extasiado. No sé por qué estoy aquí, pero ahora quiero saber todo sobre este mundo.
Mi padre debe ser un aventurero o algo así, y mi madre podría haber sido una maga en el pasado o algo similar, ya que desea eso para mí.
En este mundo podré destacar y no ser solo una persona que simplemente sobresalga entre los demás.
Aunque me estoy precipitando, ya que apenas tengo un año y medio, diría que no puedo hacer mucho. Como primer paso, empezaré a aprender a leer. Luego estudiaré magia. Cuando esté más grande, aprenderé a utilizar la espada y terminaré usando ambas cosas.
Aprenderé de mis errores en mi vida pasada, y en este mundo viviré una larga vida. Resaltaré entre los demás, no como antes.
En este mundo con espadas y magia, diferente a mi anterior mundo, lograré borrar mis últimos arrepentimientos antes de morir allá. Aquí, después de una vida plena, podré descansar en paz.