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El camino de un humano.

Zetita
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Synopsis
¿Que tanto debo perder para que los Dioses hagan su trabajo?

Table of contents

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Prologo.1 days ago
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Chapter 1 - Prologo.

Antes del tiempo, de los planetas, del universo.

Antes de que nacieran los humanos.

Existió un ser, cuyo poder hacia de su existencia lo único que habito los tiempos más oscuros de la historia.

El abismo.

Aquel ser, cansado de vivir en un mundo lleno de absolutamente nada, decidió hacer un cambio. Con su poder, superior a todo lo que existió, existe y existirá, desintegró el abismo con un movimiento de su mano y lo transformo en lo que ahora es conocido como el multiverso.

Se concentro en crear un solo universo, creando galaxias, planetas y todo lo que se sabe y aún más acerca del cosmos.

Al crear a la raza humana, una de sus más grandes creaciones, supo que el potencial de esta raza, junto con su propio poder, harían de este universo un mundo pasajero, que palideceria en cuestion de pocos milenios.

Así que, y cansado de ser quien es, de ser "Omnipotens" tuvo dos hijas, mismas que, más que parientes, son fragmentos de él mismo.

Y así, nacieron dos deidades, Elis y Laguu, dos mujeres completamente distintas, mientras que Elis era un alma bondadosa y calmada, su hermana era caótica y desinterésada.

Ambas mujeres heredaron el puesto de Dios absoluto, siendo las gemelas del destino.

Además de crear a sus sucesoras, onmipotens le otorgó a todo ser existente la capacidad de incluso, si se da la situación, igualar a sus hijas.

Todo el universo fue bendecido con el "Capax" una energía que no solo estaba en todos lados del universo, si no también dentro de los humanos.

Los humanos eran capaces de hacer cualquier cosa con este poder, desde tener la fuerza para terradormar montañas, poder controlar casi cualquier elemento de la naturaleza y todo lo que ellos pudieran imaginar. Tal vez lo más resaltable es "La personificación del alma" una habilidad que les permite personificar sus almas en armas con habilidades especiales.

Sin embargo, los humanos no eran los únicos habitantes inteligentes de la tierra.

Nacieron también algunos animales humanoides, con capacidades físicas superiores a los humanos y con compatibilidad con ellos. Por ende, y de la mano de un enfermo, nacieron los "Anthropoeidēs" o mejor conocidos como "Antropk", humanos con rasgos animales, heredando lo mejor de ambas razas.

La fuerza superior de aquellos seres humanoides y la inteligencia y el poder usar el "Capax".

Ambas razas, en un principio, vivieron conflictos. Los humanos, temerosos de todo lo diferente, los tacharon de seres anormales.

Y los "Antropk", en peligro de extinción, se vieron obligados a esconderse.

Fueron siglos en los que los Antropk fueron exiliados de la civilización. Siglos que terminaron con la llegada de un ser.

Jesús, un ser creado a base de la Gemela "Elis", fue mandado a la tierra, buscando enseñarles a los humanos la forma más eficaz de usar su don, y sobre todo, hacer que acepten a los anthopk.

Fue difícil, fueron años de caos en la temprana civilización. Y todo concluyó con la ejecución pública de Jesús.

Tras aquel trágico acontecimiento, así como todas las almas humanas, Jesús fue al infierno.

Un lugar oscuro, incluso inspirado en el abismo que tanto desespero al Creador.

A pesar de ser un plano lleno de destrucción y caos, aquello que generaba ese toque de desesperación que tanto amo la Gemela Laguu fue la eterna oscuridad.

El sentimiento que ella deseaba generar lo describió como;

"Sabes que estas muerto. Sabes que aquí solo encontrarás lo que viene después del punto final, y no es nada bonito."

Aquellas almas que perdían su cáscara o "cuerpo" Tras fallecer, caen a este lugar, obteniendo una apariencia completamente demacrada de lo que era en antaño su cuerpo. Solo aquellas almas podían emitir luz en aquella interpretación del abismo. Y solo les permitia ver 1 metro más allá de ellos.

Tras Jesús ser asesinado y bajar a aquella condena unilateral, pudo mantener su apariencia, poder y autoridad, por ende, fue directamente a enfrentar a aquella deidad, proponiendo una remodelacion al infierno a cambio de lo que quiera pedir la mujer.

La remodelacion se centro en hacer del infierno un castigo único para aquellos bastardos que hicieron destrozos en la tierra creada por el creador.

A cambio, además del alma del hijo de Elis, la Gemela de la Diosa bondadosa pidió poder crear una tercera raza, Crear a la raza demoníaca.

Seres que fueron creados a base del cadáver de Jesús, siendo dotados de habilidades especiales además del Capax, como conjuros y sellos demoníacos, transformaciones aberrantes y, además, capacidades físicas superiores a todas las razas anteriores.

...

Hmm...

Sentada en un sillón gris en una casa algo grande, rodeada de demás muebles y frente a una pequeña mesa de vidrio, una mujer peloazul leía un libro, titulado; "Relatos del pasado que nos creo".

Con gran curiosidad, continuaba leyendo las páginas de aquella obra, siendo un resumen de la historia antes de la era contemporánea.

Fue así, hasta que un ruido llamó su atención.

— Oye, Clara. ¿Que estas leyendo?

Ante la pregunta, la mujer de cabellos celestes volteo su rostro hacia su costado, viendo ahí a una pelirroja de ojos azules, quien la miraba con un atisbo de curiosidad en sus iris Color mar.

— Solo un libro que encontré por ahí.

Contesto, regalando a su contraria de cabello Rojizo una leve sonrisa, que, a pesar de su tamaño, Expreso una alegría que, aunque controlada, era incluso algo contagiosa.

Por esto último, es que la pelirroja sonrió casi de igual forma, antes de sentarse al lado de la mujer de cabello celeste, mientras está última dejaba sobre la mesa el libro.

— ¿Sabes donde están Zeta y Iris?

Pregunto la mujer de cabello azul tras dejar de lado el libro, mirando a su acompañante.

Esta misma no pudo evitar ponerse una mano en la barbilla, en un intento por hacer memoria de la última vez que vio a estas dos personas.

— No, No lo se.

Contestó, rompiendo el ambiente de leve incertidumbre que creo por algunos segundos, en el proceso, haciendo a la peliceleste suspirar con exageración.

En ese mismo instante fue que la puerta del hogar fue abierta, ambas mujeres de cabellos de colores miraron en esa dirección, observando a una mujer de cabello negro, ojos rojos y piel pálida entrar con un par de bolsas grandes en las manos.

—¡Hola iris!

Grito animadamente la pelirroja, sonriendo en dirección a la recién llegada.

La mujer pálida entonces le sonrió a la pelirroja, pata seguido dirigirse hacia la cocina con ambas bolsas en cada mano.

Y, tras de ella, paso un hombre alto, de cabello negro que llegaba hasta los hombros, ojos color carbón y un tono de piel blanco.

Aquel hombre llevaba, al igual que iris, dos bolsas en mano.

—¡Zeta!

Grito animada la pelirroja, regalando la misma sonrisa que a la mujer pálida.

Hey, Miwa.

Saludo el hombre, seguido de dirigirse por el mismo camino que la mujer que entró antes de el.

Al ver a ambos, con bolsas en mano, entrar casi sin medir palabra con ellos a la cocina, no causó más que algo duda. Por ende, el dúo de mujeres de cabellos extravagantes se dirigieron hasta la cocina junto a ellos.

En aquel cuarto, solo vieron a ambos pelinegro organizar el contenido de las bolsas en diferentes lugares, desde estantes hasta el refrigerador.

—Hey, chicos. ¿Pasa algo?

La peloazul fue quien pregunto. Posando una mano en su cintura, observo a los dos recién llegados, que, con algo de extrañes, la miraron.

—No. ¿Por qué la pregunta?

Pregunto Zeta, para seguido continuar organizando el refrigerador.

—No lo se. ¿Tal vez por que entraron a la casa y apenas nos miraron?

Con sarcasmo, Miwa se expreso, para entonces Zeta resoplar.

—Perdóneme, Reina de cristal. No recordaba deberle referencias cada que llego a mi casa.

El sarcasmo y la burla lograron irritar un poco bastante a Miwa, quien ya se estaba tronando los dedos, lista para darle una paliza al pelinegro.

Sin embargo, fue detenida por la mujer a su lado, quien, con simplemente tocar su hombro, logro desviar la atención de la molesta mujer a ella.

— Pero Clara...

Expreso Miwa, tratando de convencer a la mujer de que permitiera hacer lo que quería hacer.

Sin embargo, la nombrada clara, la misma mujer de cabello celeste, negó con la cabeza.