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Viví mil vidas, tengo mil historias por contar.

Copaalta
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Chapter 1 - Anormalidad

Ahhh...ahhh...ahhh...¡Qué dolor!

En medio de un bosque desolado, un hombre estaba acostado sobre el suelo, agarrándose la cabeza y murmurando algo mientras mantenía los ojos fuertemente cerrados.

¿Por qué mierda hice eso? Debí quedarme quieto y dejarlo morir...

El hombre de repente abrió los ojos y miró a su alrededor, dándose cuenta del bosque en el que se encontraba y que no había ningún sólo ruido o movimiento proveniente de ahí.

Puta madre, ¿Ahora dónde estoy? Parece que es de noche... Bah, no importa, seguro encontraré a alguien que me diga después de salir de aquí.

El hombre caminó por el bosque sin preocuparse de que algo o alguien lo atacase, sumido en sus pensamientos.

Si en esta vida, alguien necesita mi ayuda, lo dejaré a su suerte, ya estoy cansado de repetir lo mismo. Aunque, ¿Realmente sería lo correcto? Hmmm, nah, en este punto ya no importa.

Simplemente seguiré mi camino sí veo a alguien en problemas, después de todo, esos problemas son suyos, no míos.

Veamos... ¿Cuantas vidas llevo? Creo que con esta serían mil, será mejor que deje de morir o perderé la cordura, eso sería realmente malo.

El hombre siguió caminando durante un rato, saltando ramas de arboles qué se habían desprendido y rocas que se cruzaban en su camino.

Al cabo de un tiempo, salió del bosque y llegó a una carretera de asfalto, parecía que era una calle por dónde pasaban los coches.

"Así que está vez es en una era moderna, ¿Eh?" El hombre dijo de repente.

Caminó por la carretera hasta llegar a una tienda de conveniencia, dónde habían estacionados 3 coches y una moto que parecía de un repartidor, aunque extrañamente la tienda estaba cerrada y no había signos de movimiento dentro de esta.

El hombre murmuró algo:

"Ahhh, recién llego y ya empiezan los problemas, ni siquiera he podido cenar. Aunque tampoco es mi obligación entrar ahí, sí, probablemente sólo son ladrones que hacen increíblemente bien su trabajo sin hacer un sólo ruido o movimiento, es lo más seguro."

De repente, se escuchó un grito tan fuerte y aterrorizado venir de la tienda que incluso alguien que estuviera a más de 800 metros lo oiría.

No vayas, no vayas...

El hombre tuvo este pensamiento

Se volvió a escuchar otro grito incluso peor que el anterior venir de la misma tienda.

El hombre dijo:

"Ahh, está bien, ya voy, así que será mejor que te calles."

Después de decir esto, corrió hacia la tienda y abrió la puerta de una patada. Dentro, vio todo en completa oscuridad, sin embargo, era una oscuridad tan densa que no parecía normal.

El hombre caminó sigilosamente por la tienda pareciendo querer encontrar algo o alguien sin que lo notara, aunque eso contrastaba con la acción de patear la puerta.

Notó algo por el rabillo del ojo, pasó tan rápido que parecía inhumano.

El hombre de repente dijo en voz alta:

"Oh, así que eres de los que se mueven rápido. Veamos, ¿De qué deseo te originaste? ¿Robo? ¿Asesinato? ¿O simplemente eres un anormal?"

Después de decir esto, el hombre volvió a notar por el rabillo del ojo a ese mismo ser, sin embargo, ahora se movió más lento, cómo si quisiese que lo vieran. Era un ser de aproximadamente 2 metros de altura, lucia similar a una sombra con una oscuridad tan densa que parecía tragarse la luz, no se distinguían rasgos faciales más allá de lo que parecía unas cuencas de ojos vacías.

Al darse cuenta de la forma de la silueta, el hombre rápidamente recitó una oración inentendible que se oía como si viniera de un idioma antiguo olvidado en los confines de la historia. Al momento siguiente, entrelazó sus manos cerrandolas, como si quisiera rezar y pedir perdón por algo. De repente apareció una luz cegadora que parecía mezclarse con la existencia.

El ser que antes estaba ahí desapareció y una parte de su oscuridad se fusionó con el hombre, fue tan rápido que incluso si todo ocurriese en cámara lenta apenas se podría distinguir.

El hombre habló en voz alta:

"Ya puedes salir, esa cosa ya se fue, por supuesto, si es que sigues vivo."

Un joven salió lentamente de detrás del mostrador, tenía unos ojos verdes, cabello castaño, delgado, una nariz afilada y simetrica y una mandíbula perfectamente cincelada, junto a una tez ligeramente bronceada. Vestía un uniforme que consistía en una camiseta y gorra roja, pantalón azul oscuro y unos zapatos de cuero negro, parecía tener entre 20 y 23 años, y por el uniforme, un trabajador de la tienda.

El joven miró alrededor de la tienda, temeroso de que el ser que antes había estado permaneciera ahí, con la idea de que el hombre lo quería engañar para usarlo como sacrificio y salvarse. Aunque sabía que era ilógico, ya que la persona parecía conocer lo que sea que fuese esa cosa, además, justo después de preguntar algo, apareció una luz anormal, era obvio que eso no fue casualidad, probablemente de alguna forma se hizo cargo de ella, motivo por el cuál permanecía un poco cauteloso y desconfiado aparte de confundido.

Después de calmarse y comprobar que efectivamente el ser ya no estaba, observó al hombre que tenía enfrente. Tenía unos ojos grises, cabello negro y unos rasgos faciales que no podrían ser descritos de otra forma más que como promedio. Vestía una camisa blanca de lino que se notaba bastante vieja y un pantalón negro, sin calzado alguno, parecía tener entre 27 y 31 años.

Ciertamente, aunque la apariencia general del hombre no era algo fuera de otro mundo, su vestimenta le parecía curiosa, ya que la camisa que traía parecía bastante fuera de moda, como si se hubiera hecho hace cinco décadas y también se cuestionaba por que estaba descalzo, puesto que no se veía como un indigente.

El joven decidió tomar la iniciativa e iniciar una conversación con el hombre:

"Hola, señor... ¿Qué pasó con la cosa que estaba aquí? ¿Usted se deshizo de ella?

"Sí, así es, por cierto, ¿Qué les pasó a las demás personas? Hablo de la moto y los carros estacionados afuera y por favor, no me llames señor."

"Aparte de usted, soy el único que ha estado aquí por horas, nadie más ha entrado a la tienda desde hace ya un rato."

"Con que es así... Hmmm, ¿Cómo te llamas?"

El joven le extendió la mano al hombre. "Me llamo Edward, ¿Y usted?"

"Mucho gusto, Edward. Mi nombre es Caín." El hombre estrechó la mano del joven.