Chapter 14 - La descendencia

El piso cambió de nuevo. Atrás quedó la pesadilla de mi hermana, pero el eco de sus palabras aún resonaba en mi mente.

No podía sacudirme la sensación de que lo que había visto no era solo una ilusión, sino una verdad enterrada que el piso simplemente me había forzado a enfrentar.

—¿Cómo te sientes, Serpias? —La sombra seguía ahí, con su tono burlón.

No había desaparecido ni un solo segundo desde que apareció.

No respondí. No quería darle el placer de escuchar mis pensamientos.

—Oh, ¿sigues en silencio? —continuó, acercándose con su presencia asfixiante—. No me ignores, sabes que tarde o temprano terminarás cediendo.

Ignorándolo, observé mi entorno. El piso actual parecía más estructurado que los anteriores. Las paredes de la cueva se habían convertido en pasillos de piedra lisa con inscripciones que no podía entender. Pequeñas antorchas de luz azul titilaban en intervalos regulares, iluminando el camino con un brillo sobrenatural.

—Esto es diferente... —murmuré.

—Oh, por fin hablas —rió la sombra—. ¿Te gusta el cambio de escenario? Este lugar es especial. Aquí es donde las almas se enfrentan a su verdad más oscura antes de seguir descendiendo.

Me detuve en seco.

—¿Qué quieres decir?

—Vamos, es fácil de entender. Todos los que bajan por estos pisos tienen un destino. Algunos mueren antes de conocerlo, otros... bueno, otros llegan más lejos.

—¿Y qué se supone que hay abajo?

La sombra se rió con una voz que me heló la sangre.

—Ah, querido Serpias... eso tendrás que descubrirlo tú mismo.

Mi puño se apretó con fuerza. Odiaba la forma en la que hablaba, siempre dejando respuestas a medias, siempre alimentando mis dudas en lugar de aclararlas.

Pero antes de que pudiera seguir preguntando, el pasillo se estremeció. Un sonido grave y gutural resonó en el aire. Un rugido, como el de una bestia enorme, reverberó en las paredes.

Mis músculos se tensaron.

—¿Qué fue eso...?

La sombra no respondió de inmediato.

—Oh, esto será divertido —susurró finalmente—. Parece que despertaste algo.

El suelo tembló de nuevo y, más adelante en el pasillo, la piedra comenzó a resquebrajarse. De las grietas emergió una sustancia negra y viscosa que se deslizaba lentamente por las paredes, absorbiendo la luz a su paso.

Mi cuerpo entero me gritaba que corriera.

Y así lo hice.

Mis pies golpeaban el suelo con fuerza mientras el pasillo se desmoronaba detrás de mí.

La sustancia oscura avanzaba como si tuviera voluntad propia, consumiéndolo todo.

—Corre, corre, Serpias —la sombra canturreaba en mi cabeza—. Pero no olvides... esto es solo el comienzo.