Chapter 24 - E s t r e l l a

El claro y sereno sonar de una lira me despierta de mi relajación. Aún es de noche. Parece que esta tortura aún no acaba. Papá aparece a un lado, sentado al pie de un árbol con el instrumento en sus manos. Se muestra cabizbajo, algo deprimido. Todavía no lo supera.

—¿Quisieras dejar de tocar eso? —me quejo.

Toca una nota más... una aguda.

Desde el interior de mi corazón emerge una pequeñita estrella violeta, y como cualquier estrella, regresa a donde pertenece: al cielo, a donde está Fròderin. Sin embargo, nada hay allá arriba, ni siquiera mi hermano se encuentra allí. El firmamento se halla vacío, sin ninguna de esas lucecitas tan características, excepto por la luna que apunta hacia nosotros, en medio de toda esta penumbra natural. Hasta parece falso. Me levanto del suelo, sin quitar mis ojos de esa estrellita. Papá empieza a tocar una melodía melancólica y a la vez feliz. Me es familiar: una que mamá de vez en cuando solía cantarme cuando era pequeño durante la medianoche. Es molesto, quisiera que se detenga.

—Te dije que dejes de tocar eso. —Reitero mientras empiezo a alterarme.

—Déjame... disfrutar un poco de nuestra soledad.

Continúa tocando, y conforme lo hace, va haciéndolo más rápido con cada segundo que pasa. Los árboles a nuestro alrededor van envejeciendo a la misma velocidad que la melodía. El bosque se va vaciando poco a poco. Papá está matando este lugar. La tierra se seca y se agrieta. Las flores se marchitan y se transforman en pequeños tallos muertos. Los árboles lloran sus hojas y una vez perdidas, se desploman sobre ellas. Los animales quedan expuestos, pronto mueren de frío. No queda más que una planicie sin vida alguna que se extiende por kilómetros y kilómetros. Todo lo que ha muerto aquí se vuelve cenizas, y con un pequeño soplo de la naturaleza se van volando hacia el misterioso horizonte.

Giro a ver a Papá, quien yace tirado en el suelo boca arriba, sosteniendo aún la lira.

—¿Te das cuenta de lo que has hecho?

—Yo no fui... fue él.

—¿Y quien rayos es "él"?

Prontamente, del cielo cae una semilla algo grande para considerarla como tal. Esta se esconde dentro de las grietas del suelo. Me agacho para empezar escarbar con el fin de encontrarla, pero lo que me encuentro es otra flor roja. Con razón.

—Oh, sí... él.

Este desgraciado no piensa dejarnos en paz, por lo que piso la flor para librarnos, pero al correr el pie, me percato de que esta sigue intacta. Empieza a crecer y continúa hasta llegar a mi pecho. Siento un pequeño dolor en el corazón. Miro hacia la falsa noche de nuevo, y logro ubicar mi estrella, allá: posada en el centro de la luna. El primer Liberador lo ha hecho hace muchísimo tiempo.

Papá toca una nota aguda.

La estrella explota, causando un gran destello silencioso. Una luz morada cubre el paisaje, y en el centro del gran espectáculo, noto la figura alada de una persona adulta. Giro a ver a Papá, pero antes de que pudiera reclamarle, me percato de que en donde él se encontraba, solo queda la lira tirada en el piso, hecha pedazos. Vuelvo a mirar arriba, y la luz ya no está. La luna se desvanece en la oscuridad.

Se oye otra nota de la lira. Esta vez grave.

Observo a mi alrededor a millones de personas postradas en el suelo con la cabeza baja, apuntando hacia una dirección. La flor se torna negra y vuelve a ocultarse en la tierra.

La misma nota vuelve a repetirse.

Cambio mi vista hacia el frente, en donde esa persona se encuentra allí, lejos de mí. La gente se arrodilla ante él, pero sé que me está viendo a mí. Pronto me doy cuenta de ello.

La luna va a tardar más tiempo esta vez...