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Chapter 5 - parte 5

Salí a buscar al ogro, no fue difícil encontrarlo

Me escondi detrás de un coche que estaba cerca. El ogro estaba de espalda.

—Me acercaré sigilosamente por detrás y le daré el primer ataque.

Mientras me movía lentamente, sin hacer ruido, el monstruo comenzó a girarse como si hubiera sentido mi presencia. Rápidamente le clavé el cuerno en la pierna derecha; mi idea era inmovilizarlo. Saqué el cuerno de inmediato, y el ogro giró completamente mientras yo saltaba hacia atrás. Me miró con furia. No perforé lo suficiente; la herida no fue profunda.

—¡Fuck! —grité.

El cuerno del conejo, al parecer, no tenía suficiente filo para perforar por completo al ogro. Aun así, corrí hacia él. El ogro levantó su gran mazo y, cuando estuve lo suficientemente cerca, lo bajó con gran fuerza. Logré esquivarlo moviéndome hacia un lado. Cuando el mazo golpeó el suelo, el estruendo fue ensordecedor. Una gota de sudor me recorrió el rostro.

–Si eso me toca…— Susurré.

mientras corría de nuevo hacia el ogro. Clavé el cuerno en su pierna izquierda.

El ogro gruñó de dolor y, furioso, balanceó su enorme brazo izquierdo hacia mí. Logré saltar hacia atrás, posicionándome detrás de su espalda.

—¡Mierda! —grité al darme cuenta de que había olvidado recoger el cuerno.

¿Ahora qué hago solo con el cuchillo?

Vi su pierna izquierda y noté que el cuerno seguía clavado, pero si se lo arrancaba y lo lanzaba lejos, estaría en serios problemas. Tenía que actuar rápido. Sin perder más tiempo, salté hacia el ogro me aferré a su cuerpo. Era muy ancho, lo que dificultaba encontrar un buen agarre, pero logré sostenerme del cuello. El ogro empezó a agitarse violentamente para intentar que me soltara. Vi que su brazo se estiraba hacia mí.

—¡No hay tiempo! —dije.

Le clavé el cuchillo con fuerza en alguna parte de su cara.

—El cuchillo logró perforar— pensé emocionado .

Me solté y caí al suelo, rodando hacia atrás para alejarme. El ogro rugió de dolor, completamente descontrolado, y comenzó a chocar contra todo a su alrededor. Se estrelló contra la pared de una casa, destruyéndola por completo y levantando una nube de polvo y escombros.

De repente, algo salió disparado hacia mí. Me agaché justo a tiempo y pasó por encima, cayendo detrás de mí. Al voltear, vi que era el cuchillo, pero en la punta tenía algo extraño…

—¿Qué es esto?– dije con una gran duda.

Al recogerlo. Era algo redondo. Volte hacia el ogro que me miraba fijamente y me di cuenta *Es el ojo izquierdo* lo que estaba en el cuchillo era el ojo izquierdo del ogro.

El ogro ya no era como antes. Algo rojo, como humo, salía de su cuerpo, y sus ojos ennegrecidos se volvieron completamente rojos. Pegó un grito aterrador y, de un gran salto, cayó frente a mí, agrietando el suelo con el impacto. Me quedé paralizado un segundo, sorprendido. Rápidamente balanceó su mazo horizontalmente, y di un gran salto para esquivar el ataque. su puño izquierdo vino directo hacia mí. Intenté ladearme en el aire para esquivarlo, pero me golpeó en el hombro izquierdo.

Salí volando por el impacto y caí al suelo con un grito de dolor. Lágrimas brotaron de mis ojos mientras trataba de moverme, pero mi brazo izquierdo no respondía. Miré con desesperación… Ese ya no era un brazo, había quedado completamente destrozado, suelto, sin huesos que lo sostuvieran. El dolor era insoportable.

Al levantar la mirada, vi al ogro corriendo hacia mí a toda velocidad. Me levanté como pude, ignorando el dolor. No podía quedarme allí. El ogro levantó su mazo y lo balanceó verticalmente cuando llegó a mi posición. Logré esquivar el golpe moviéndome hacia un lado, pero apenas me pasó rozando. Estaba agotado.

—¿Eh?

El ogro empezó a buscarme, girando la cabeza de un lado a otro, pero parecía que no podía verme. Giró la cabeza hacia la izquierda y logró ubicarme. Comenzó a atacarme con furia. Por milagro esquivé los primeros golpes, sintiendo el viento cortante en cada ataque.

Me pregunté : ¿Por qué no me pudo ver aquella vez?

—¡Claro! No puede verme.

¿Cómo no lo noté antes?

Me moví rápidamente hacia su lado ciego, manteniéndome fuera de su campo de visión. El ogro giraba torpemente intentando ubicarme. Comenzamos a dar vueltas: yo me movía hacia su lado ciego, y él intentaba alcanzarme, girando desesperadamente en círculos.

Miré hacia su pierna.

—El cuerno ya no está clavado allí…

probablemente se le cayó cuando chocó con la casa.

Giré hacia la casa destruida, llena de escombros.

—No me dará tiempo de buscarlo ahora. Este ogro es rápido… demasiado rápido.

Si no fuera por su gran tamaño, sus ataques habrían sido imposibles de esquivar. Necesitaba una oportunidad.

De pronto, escuché un grito:

—¡Ayuda!

El ogro y yo nos detuvimos al mismo tiempo. Miré hacia el otro lado de la casa destruida. Un grupo de cuatro adolescentes estaba enfrente, peleando contra unos goblins.

—¡Están demasiado cerca!—pensé

Grité desesperado:

—¡No vengan aquí!

Ellos no habían visto al ogro, estaban concentrados luchando contra los goblins.

Un chico rubio, al frente del grupo, gritó:

—¡Ayúdanos por favor!

El ogro se movió rápidamente hacia ellos, levantando su gran mazo.

—¡Corran! —grité con fuerza, pero ya era tarde.

El chico rubio volteó y gritó al ver al ogro, pero no pudo reaccionar a tiempo. El mazo bajó con una fuerza brutal, aplastándolo por completo. La sangre y los restos salpicaron por todas partes, mientras los otros adolescentes gritaban horrorizados.

Ya no había nada que hacer por ellos.

Miré resignado hacia el grupo de adolescentes. No había manera de ayudarlos, no con el ogro allí. Sus gritos de terror resonaban en mi mente, pero tenía que concentrarme.

—Debo aprovechar que el ogro está distraído —me dije.

Corrí hacia la casa destruida y me lancé a buscar entre los escombros. Con un solo brazo, mover las piedras era una tarea agotadora. El dolor en mi hombro herido se intensificó, y cada movimiento arrancaba un grito ahogado de mi garganta.

Mi respiración era errática, y el agotamiento se apoderaba de mí. Mi mano derecha trabajaba frenéticamente, apartando pedazos de madera y concreto. No podía detenerme.

Tiempo restante: 13 minutos.