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Sombras de Eternia

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Synopsis
Nacidos bajo un cielo en guerra, Una humanidad corrupta y dividida se encuentra atrapada entre los cielos y los infiernos. En medio de este caos, las viejas cruzadas emergen como la última línea de defensa: héroes caídos, dioses, marginados, y semi-humanos unidos en una lucha desesperada. Mientras los campos de batalla se tiñen de sangre y el Vórtice de Eternia clama por su carne, una verdad ineludible se cierne sobre todos: no regresarán. Ante la desesperanza las líneas entre el bien y el mal se desdibujan. ¿Podrá la humanidad resistir el peso de sus propios pecados? X: https://x.com/ShaofEter
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Chapter 1 - Capitulo 0.5: Memorias y Leyendas

Primer lamento

Luminastra – Recuerdos De La Cazadora

Nos llamaban "héroes", Nos recordaban con orgullo y nos llenaban con el cariño de sus corazones.

Pensar que fuimos…" La ciudad más cercana al cielo".

Ser vistos como la luz de la humanidad y la pureza en la corrupción.

Nuestras calles resonaban con risas y cantos. Nuestras torres brillaban bajo el sol y la luna como faros de esperanza.

Lo siento tanto, siento no haber sido suficiente, siento no haber sido su esperanza. Se que ahora sus sonrisas se han desvanecido como el humo entre mis dedos.

Era su guardiana, era su luz en el callejón oscuro, era su confianza y su amor.

Cuando esos malditos ángeles bajaron del cielo calcinaron la mitad del reino…Aun recuerdo como los niños miraban al cielo antes que bajaran, pensaron nos darían regalos, pensaron que celebrarían nuestras victorias.

Porque…, porque esos mismos niños tuvieron que ser secados como una hoja, porque tuvieron que ser transformados en cenizas. ¿Acaso te fallamos?

¿Es esta soledad mi castigo? Caminar por un mundo que desconozco, caminar por un mundo tomado por el miedo y el odio. ¿Cómo puedo ser un héroe ahora que mi pueblo son cenizas? ¿Cómo puedo enfrentar un mundo donde la esperanza es solo una broma cruel?

Cada noche escucho sus gritos, el olor a carne quemada inunda mi nariz y miro sus rostros. Me rogaban por protección y no pude siquiera consolar sus lamentos.

Les prometo que intente luchar, les prometo que intente ser como una madre para mi pueblo, les prometo que quise dar mi vida…y aun así aquí estoy.

Se que estoy…perdida, me gustaría que alguien me apoyara, que me dijera que todo estará bien, quisiera ser por un instante una niña para despertar y decirle a mis padres que tuve un mal sueño.

Pero sé que…no puedo hacerlo. Y tal vez no lo merezco. Al final…hasta donde sé, soy lo único que queda de Luminastra. ¡Ha! …La ciudad más cercana al cielo….

Quería escribirlo, no tengo a nadie a quien decirle, no tengo con quien llorar y sé que tampoco puedo hacerlo.

Supongo que es la última entrada en este viejo diario. Pensar que hasta hace poco escribía mis victorias, que hasta hace poco pensaba que mis flechas castigaban a aquellos carentes de luz. Realmente escribir y cazar se ha vuelto complicado con un solo brazo…

No soy ningún héroe, no soy ninguna luz. Soy simplemente el recuerdo de las quemaduras que deja el sol cuando brilla sobre nuestra piel.

Mañana partiré al vórtice de Eternia y es posible que no regrese.

Sin embargo, Mi última flecha tiene tu nombre Miguel, una flecha que no será impulsada por los sueños de mi pueblo sino por la tristeza de mi corazón.

Se que no tengo esperanza, que no tengo redención. Pero espero poder ser aquella que lleve a la humanidad por encima del cielo.

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Segundo Lamento

Corinthar – La Arena De Los Olvidados

Una vez que yace la noche, la oscuridad engulle los callejones de la vieja Corinthar. Bajo la limitada visión tan solo se observa una luz en los suburbios.

Brillando bajo la misma luna se puede observar una gran mansión, su estructura de madera y sus detalles dorados desentonan por completo respecto a la zona donde estaba ubicada. Y a pesar de ello el lugar parecía estar solo.

"Cassius Rake."

Era la única respuesta que obtendrías si preguntaras en las calles, el porqué de esta mansión. El hombre que controla todo el bajo mundo de Corinthar, tu salvación o tu verdugo.

Y hoy, era un nuevo día para ganar dinero.

Cassius se sentaba en su gran silla esperando a ser llamado por sus asistentes. Su cabello rubio y sus ojos azules brillaban en la oscura habitación.

—Y con eso van 100 monedas de oro más, Hum…La venta de entradas han bajado. —

Mientras continuaba aun sentado en su silla el hombre jugueteaba con las monedas entre sus dedos, sus ojos pensativos observaban el oro pasar por sus dedos mientras caían nuevamente sobre su escritorio.

—En ese caso, Tendremos que innovar un poco más. — El hombre se levanta de la silla, su chaqueta de cuero cubría hasta sus rodillas mientras que su cuello era calentado por una especie de adorno hecho de plumas el cual caía sobre su espalda.

—¡S-señor! — Uno de sus asistentes lo llamaba desde el otro lado de la habitación. –Ya está listo—

Tras oír estas palabras el hombre dejo las monedas que aún tenía en sus manos en el escritorio. – ¿Prepararon todo como lo pedí? —

—¡Sí, señor! — El asistente asintió temblorosamente mientras Cassius se acercaba a donde él estaba.

—Hum, Perfecto — Dijo Cassius mientras miraba de reojo el rostro tembloroso de aquel Joven. —No te pongas tan nervioso querido, estamos por hacer negocios— Le dijo mostrándole una pequeña sonrisa mientras se dirigía hacia las dos grandes puertas de madera.

—Comencemos —

Cassius empujo con fuerza las pesadas puertas revelando así el corazón de su imperio.

Un calabozo subterráneo, Sangre seca decoraba las paredes mientras que cadenas colgaban de la parte superior de una arena. La tierra cubierta por el barro y la carne de aquellos que fueron olvidados en este lugar. Y a su alrededor una multitud ovacionaba su llegada, la llegada de su anfitrión.

—Mis queridos invitados, Compañeros de este gran deporte, ¡sean nuevamente bienvenidos! — Dijo desde su palco mientras mostraba sus manos y mantenía una postura erguida.

La multitud nuevamente ovaciono al hombre tras su presentación.

 —El día de hoy quisiera presentarles un nuevo espectáculo. —

La multitud quedó en silencio en expectativa.

–Por mucho tiempo nos hemos deleitado con la violencia de nuestros luchadores, con la ira de sus armas y con su sangre en la arena, pero lo que verán hoy será un verdadero espectáculo — 

Una vez dicho esto Cassius dio una señal a su asistente quien una vez recibida bajo una de las palancas en la habitación.

De la oscuridad de la arena emergió una bestia, Cubierto de cicatrices y cargando una gran hacha. Su cuerpo fornido e inhumano, Sus brazos eran de un tamaño monstruoso, Sus piernas aproximaban el tamaño de un hombre adulto y en su rostro no estaba la cabeza de un hombre sino la de un Toro.

—¡Un monstruo salido de las profundidades del averno! ¡Un hombre que no es hombre, Una bestia que no es bestia! — Gritaba Cassius eufóricamente mientras que la multitud aun miraba atónita a la bestia.

—¡¿Sera acaso que nuestros luchadores podrán enfrentarse a este engendro?! —

Quizás los hombres que entraron esa noche a la arena soñaron en la riqueza prometida, quizás no tenían otra salida, quizás no podían perder nada más o simplemente eran estúpidos.

El primero era un bárbaro ya mayor, de aspecto rudo su pecho fornido para su edad mostraba cicatrices de batalla.

Salto eufóricamente hacia la criatura, la punta de su maza brillaba, el sudor de su rostro caía en su cuerpo. Voló hacia su oponente dispuesto a asesinarlo.

Tal vez se dejó llevar por su confianza. Confianza que termino cuando sintió la gran hacha del monstruo desgarrando su abdomen.

Como si fuese un cerdo los órganos del hombre cayeron expuestos en la arena. El tajo limpio lo había desgarrado hasta su pelvis manchando el arma con la sangre de su víctima.

—¡HUUUUUUUUUUUUARRRRRRGH!— La bestia, Sus ojos ociosos miraba a los otros dos hombres mientras babas colgaban de su boca, estaba totalmente extasiada por el reciente asesinato. 

—¿Ahh? ¡Ahhh! Es- ¡Esto no fue! ¡No fue lo que acordamos! — Tapándose los oídos mientras miraba al suelo el más joven de los hombres se desplomo en el piso, Se golpeaba el rostro repetidamente con sus manos mientras sus muslos comenzaban a cubrirse por un caliente líquido.

El Semihumano al oler el hedor que emanaba de este hombre se acercó. Tomo de un brazo al hombre hasta que los ojos de este miraron los de la bestia.

Esos ojos negros e inexpresivos.

Aquel joven en su desesperación comenzó a intentar golpear el rostro de monstruo.

— ¡Jajajajaaa! –La multitud de la arena reía por sus intentos inútiles.

Por cada golpe la mano de la bestia ejercía más presión sobre el brazo del hombre hasta que finalmente el Minotauro presiono con toda su fuerza.

— ¡Hrk...! –El brazo del joven había sido seccionado por completo, el sonido de su hueso quebrandose resonó mientras el caía al piso esparciendo su sangre en la arena.

—¡¿Ah...?! ¡¿Uh-?! –El joven miraba lo que quedaba de su brazo derecho el cual para este punto terminaba en una bola de carne y hueso.

Tras ver esto el ultimo hombre yacía atónito en el suelo observando las capas de piel rota que ahora estaban donde anteriormente se encontraba el antebrazo de su compañero.

Puede que fuera valentía o simplemente el más bajo instinto del hombre, La supervivencia.

La espada temblorosa del hombre guiada por los sentimientos más primigenios de la humanidad se dispuso a cortar la dura piel de la bestia.

—¡…! —Las risas de los invitados cesaron por unos instantes mientras la sangre de la bestia se mezclaba con la del joven en el suelo de la arena.

—¿Hua? —La criatura pareció ligeramente sorprendida al sentir el líquido rojo salir de su muslo.

—¡NO MORIRÉ ACÁ! —El hombre gritaba mientras realizaba cortes en el muslo del minotauro.

—No moriré… ¡NO MORIRÉ! —Los cortes continuaban sin mostrar alguna piedad por la bestia, la espada brillaba con cada tajo al chocar con la poca iluminación de la arena.

—¡Aaarrrgh! —El hombre alzo con fuerza su arma con ambas manos para dar un poderoso tajo. Sin embargo, Esa vez no fue la piel y el musculo lo que fue desgarrado.

—¡Chas! —La espada del hombre cedió ante el impacto con los músculos del minotauro dejándolo tan solo con un fragmento entre sus manos.

—¡Hahaha! —La multitud de la arena la cual para este punto ya estaba más que extasiada por la bebida y demás servicios ofrecidos por los trabajadores de la arena se rio descaradamente de la desgracia del hombre.

—Huajrg… huarjg… huarjg— Los ligeros bramidos también inundaron la arena. Al parecer incluso aquella bestia parecía ver patética la situación del hombre de manera que emitía un sonido similar a una risa.

Tras esto el Minotauro alzo nuevamente la gran hacha. Hubo un sonido rápido y seco a la vez que el metal seccionaba la cabeza del hombre que hasta hace unos segundos miraba al lodo de la arena temblorosamente.

—¡HUUUUUUUUUUUUARRRRRRGH!— Grito en señal de victoria mientras tomaba del cabello la cabeza y la alzaba de manera que aquel rostro colgante pudiera ser visto por todos en la arena.

Finalmente, el minotauro se retiró de la arena así dando fin al encuentro mientras la multitud aplaudía satisfecha por la nueva atracción de la arena.

—Tal como esperaba, el traer semi humanos era la próxima evolución del negocio— Murmuro para sí mismo Cassius.

Dado por terminado el enfrentamiento Cassius se mantuvo entreteniendo al público hasta que finalmente todos salieron de la arena.

Mientras entraba a la habitación nuevamente miro a su asistente y sonrió.

—Fue una buena noche, Sin embargo, estamos a solo la mitad del trabajo— Dijo de forma serena.

Bajando por las empinadas gradas que separaban la habitación principal de la entrada a la arena marcaba un elegante paso mientras se colocaba unos guantes de cuero en sus manos.

Una vez frente a las grandes rejas metálicas por las que hace poco menos de una hora aquella bestia había entrado era ahora Cassius quien entraba a la arena.

—tsk— Refunfuño mientras el hedor a sangre impregnaba su nariz.

Camino lentamente hacia el cuerpo sin cabeza y lo miro detenidamente. –Al menos la mitad de su cuerpo está intacto— Dijo haciendo una señal con su mano derecha.

Segundos después entraron 3 nuevos asistentes a la arena, vestidos con una túnica similar a la usada por los clérigos cargan amarradas a su cinturón varias herramientas médicas, entre los cuales destacaba una gran cierra, un par de tenazas, unas tijeras y finalmente un gran cuchillo el cual era más propio de un carnicero que un médico.

De entre ellos destacaba una chica cubierta con una túnica negra la cual tenía adornos de madera colgando de su cuello.

Pulmones, Corazón, seccionen los dedos de manos y pies. Lo demás es desechable, nuestros compradores no estarán interesados en carne magullada. — Les indico mientras miraba detenidamente el cuerpo.

Mientras Cassius examinaba con sus manos el cuerpo del bárbaro se lamentaba, el corte que le había propiciado la bestia había destrozado gran parte de su cuerpo haciendo que las partes de este no fuera apto para venderse. Además, al ya ser mayor incluso si lo fueran el precio es significativamente más bajo.

—Una verdadera lástima, hasta ahora no había generado malas ganancias en sus luchas—

Mientras se reincorporaba y movía su mano de manera que escurría la sangre de su guante escucho un sonido ahogado.

—cough…cough...Se-Señor…— Casius miro hacia la fuente del sonido y noto como el más joven de los hombres hacia leves movimientos con su cuerpo mientras parecía sostener lo que quedaba de su brazo derecho.

Sonriendo el cruel hombre se acercó al joven. —Hum, parece que tenemos una pequeña sorpresa— usando su pierna volteo al joven el cual para este punto tenía la piel pálida por la falta de sangre en su cuerpo y aquellos movimientos que hacía parecían más ser causados por el esfuerzo de su corazón aun latiente de bombear sangre.

—Quiero que corten desde la altura del hombro, tras eso separen su piel del musculo tengo un comprador que lleva esperando el pedido de piel joven para una de sus muñecas—

Usando los guantes con los que hasta hace pocos minutos estaba escarbando en el interior del bárbaro palpaba el cuerpo del joven.

—Los órganos deberían estar en buen estado, sepárenlos y colóquenlos junto a los del primer hombre en una de las cajas de transporte, ambos serán entregados con nuestro contacto en la ciudad—

Levantándose con delicadeza se despojó de sus guantes tirándolos en la arena y camino hacia las rejas metálicas. —Oh cierto, Es joven así que no olviden cortar su miembro, los brujos de Netherdoom lo utilizan en sus ritos de virilidad. Que la sanadora se asegure de estimularlo antes de que sea cortado por completo—

Tras decir estas palabras finalmente abandono la arena y su rubia cabellera fue engullida por la oscuridad junto al resto de su cuerpo.

Conforme se acerca el alba las pesadillas nocturnas dejar de susurrar y las calles poco a poco se llenan de vida nuevamente. Y mientras que los ecos de aquellos que dieron su vida la pasada noche se ahogan así también lo hace el nombre de su verdugo, Cassius Rake.

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Tercer Lamento

Sin Identificar – Nuestra Última Defensa

En aquella noche reinada por el silencio, el miedo inundaba los corazones de aquellos que una vez lo ejercían.

La muerte se dibujaba en el cielo estrellado y frente a 200 soldados solo había un hombre en pie.

Su gris cabellera y su abollada armadura recordaba el frio de cientos de batallas.

Pero a pesar de ello incluso en su rostro cubierto de cicatrices se notaba incertidumbre. Con sus piernas cansadas y frente a estos 200 hombres. Exclamo.

—He luchado, hemos luchado por más de 25 años. Hemos aniquilado bestias, hemos quemado valles. No siempre… nos ha guiado el honor, todos acá fuimos cubiertos de sangre inocente…Y sé que cada uno de ustedes es consciente de ello. A pesar de…eso, todo ha sido por nuestro pueblo, por nuestra gente, por nuestras familias. —

Aquellos 200 hombres se mostraron en silencio, pensativos y perdidos en la oscuridad de la noche. Incluso aunque alguno levantara su rostro no vería nada más que las antorchas iluminando el vacío, no sentiría nada más que el miedo.

—¡Qué clase de hombres seriamos ahora, si le diéramos la espalda a aquello que hemos defendido! Qué clase de padres, que clase de hijos, que clase de esposos y que clase de amigos… –

—No- ¡No podemos ganar! – Grito uno de aquellos hombres.

Pronto comenzaron las protestas, A pesar de que nunca habían dudado de sus propias ordenes, por primera vez sentía impotencia.

El veterano guerrero entonces alzo su voz una vez más.

—¡¿Creen que no se a lo que nos enfrentamos?! ¿Qué no sé lo que les estoy pidiendo?! –

Otra vez el silencio de la noche se apodero del pequeño ejército.

—Se…que moriremos. No podemos vencer, Nos enfrentamos a la calamidad que destrozo hasta los cimientos de Netherdoom. –

Solo pronunciar aquel imperio maldito erizo cada vello de los hombres. Una calamidad capaz de destrozar Netherdoom era impensable.

–Nos enfrentamos a lo que nos esperaba tras la muerte, a los mismos infiernos.

Debo pedirles más de lo que pueden entregar, pero no lo harán por mí. Lo harán por lo que hemos defendido con nuestras vidas estos últimos años, Lo harán por todos aquellos que murieron defendiéndolo. –

El veterano tomo un respiro mientras desenvainaba su espada, era un arma delgada que como el reflejaba sus años en servicio. Su larga hoja estaba algo desgastaba, pero lo suficiente afilada para no ser cambiada, su empuñadura era firme y dorada.

—Caeremos como guerreros, Como los mismo que aniquilaron y destrozaron en nombre de sus tierras, como aquellos que eran recibidos con regalos y alcohol por su pueblo.

Caeremos como los héroes de nuestros hijos, para que ellos puedan huir, para que ellos puedan ser mejores que nosotros y así no carguen nuestros pecados. –

Los soldados no levantaron sus rostros, porque aún sentían el miedo a la batalla.

A pesar de ello tomaron sus armas, prepararon los caballos y se despidieron de sus familias.

Porque, aunque no habría honor ni gloria tras este combate, porque, aunque habían perdido parte de su humanidad en los campos de sangre, a pesar de saber que no habría más regalos.

Sabían que debían hacerlo.

Así lograron convencer al último hombre, mujer y niño de huir en sus caballos.

Tras despedirse fueron con aquel soldado de plateado cabello.

—Se que les pedí sus vidas— El hombre se intentaba mantenerse firme a pesar de sus temblorosas piernas. —Lo siento—

Pronto el silencio de la noche fue remplazado por el chirrido del metal, por los gritos de los hombres. Por los ruidos pesados mientras cada uno de los 200 caía. Y finalmente se apodero de nuevo el silencio.