Li Huowang miró fijamente a la abadesa y sostuvo la espada antes de inclinarse ante ella. "¡Gracias por darme esta espada, abadesa! ¡Mientras viva, te recompensaré generosamente por este favor!"
Li Huowang no era alguien bueno con las palabras. En lugar de usarlas, prefería usar sus acciones para mostrar sus intenciones.
Él sabía quién lo había tratado bien y quién no.
Sin embargo, la abadesa no quedó satisfecha con su respuesta. "¿Quién ha dicho que te lo estoy regalando? Lo estoy vendiendo. No intentes saltarte el pago. 30.000 piezas con intereses. Tienes que devolvérmelo sin perder ni una sola pieza. Sé que no puedes darme el dinero ahora mismo, así que deberías utilizar el servicio de escolta para enviarnos cualquier exceso de dinero que tengas en el futuro, sin importar la cantidad. Lo aceptaremos todo, sin importar si son mil piezas de oro o solo media tira de monedas de cobre. Ahora que todo ha terminado, simplemente vete de aquí. No te pediré que te quedes a cenar, ni creo que puedas comerlo. Solo trae algunos bocadillos más la próxima vez".
Después de decir su parte, la abadesa Jingxin lentamente movió su gordo cuerpo hacia las profundidades de su casa.
Sin embargo, Li Huowang la detuvo de inmediato. Aún tenía algunas preguntas. "Espere, abadesa, todavía tengo algunas preguntas".
—Suspiro. ¿Por qué eres tan molesta? Dímelo rápido. Necesito dormir después de terminar de comer. La abadesa Jingxin estaba visiblemente molesta.
Li Huowang se quedó allí unos segundos antes de hacer su pregunta: "Abadesa, soy un recién llegado a Jianghu y no sé mucho sobre las distintas facciones del mundo, mucho menos sobre sus fortalezas y tabúes. ¿Podría describirme algunas de ellas?"
—No hay necesidad de preocuparse por eso. —La abadesa Jingzin se rascó el estómago, molesta—. Eres una extraviada. Si te encuentras con otra secta, entonces simplemente corre.
"Espera, ¿eso es todo?" Li Huowang quedó desconcertado por su respuesta.
—Por supuesto, ¿o quieres ir a conversar con ellos? ¿No te mintieron los monjes del Monasterio de los Justos? Eres un Extraviado. A los ojos de los demás, no eres diferente a una pieza de oro. A quién le importa de qué secta vengan. Lucha si puedes, huye si no puedes. Y ni siquiera pienses en unirte a ninguno de ellos. No hay sectas que recluten a Extraviados como sus discípulos, ni siquiera el Convento de las Monjas Benevolentes. Si dicen que lo hacen, entonces están mintiendo.
Estas palabras fueron una especie de llamada de atención para Li Huowang: "¿Entonces no puedo confiar en nadie más que en ti?"
—No. ¿Quién te ayudaría sin una causa? —La papada de la abadesa tembló mientras negaba con la cabeza.
Incluso si ya había esperado la respuesta, escuchar la verdad de su boca todavía hizo que Li Huowang se sintiera deprimido.
Se dio cuenta de que su viaje estaba destinado a ser accidentado.
Li Huowang digirió lentamente lo que había dicho antes de hacer otra pregunta: "Abadesa, ¿puedo preguntar cómo obtienen sus poderes las monjas del Convento de las Monjas Benéficas?"
A excepción de los miembros de la Secta Ao Jing que obtuvieron sus poderes al ofrecer su dolor mental y físico a Ba-Hui, Li Huowang no tenía absolutamente ninguna idea de cómo la gente de este mundo obtenía sus poderes.
—Bostezo... —La abadesa bostezó—. ¿Por qué preguntas eso? Ni siquiera es como si pudieras cultivarlo. ¿No ves que todas aquí son monjas?
"Eso no es un problema. Sólo quiero saber".
—Suspiro. No es que no quiera decírtelo, pero no podemos pronunciarlo con la boca. Tenemos que escribir el método usando la escritura de las mujeres. Y tú eres un hombre...
Como ya había dicho tanto, Li Huowang supo que no debía molestarla más. "Gracias por tu orientación. Espero volver a verte pronto".
Después de decir eso, Li Huowang se inclinó hacia ella una vez más antes de girarse hacia la puerta.
Justo cuando salía de la casa mientras inspeccionaba la espada en sus manos, la abadesa lo llamó. "Espera un minuto, casi olvidé lo que tenía que decir cuando me interrumpiste hace un momento. Hay un grupo particular de personas con las que debes tener mucho cuidado", dijo Jingxin.
Al oír esto, Li Huowang se puso alerta: "Por favor, dímelo".
"Recuerda su nombre. Se llaman el Dao del Olvido Sentado".
"¿Sentado en el Dao del Olvido?" Li Huowang frunció el ceño. Había escuchado esas tres palabras antes. Trató de recordar dónde las había escuchado, pero no se le ocurrió nada.
—¡Ay! ¿Por qué sigues distraída? Sigo hablando contigo. ¿O es que no necesitas mi explicación? —preguntó la abadesa, exasperada.
"Abadesa, explícame por favor. ¿Por qué los mencionaste específicamente? Por casualidad, ¿los miembros del Dao del Olvido Sentado son amigables con los Extraviados?"
—No. Las otras sectas intentarán capturarte o matarte para su propio beneficio, pero el Dao del Olvido Sentado es un asunto completamente diferente. Son un grupo de mentirosos a los que les encanta engañar a los demás.
—¿Hmm? —Li Huowang estaba visiblemente confundido.
"El Dao del Olvido Sentado no es un grupo de bandidos que ocupa una montaña, ni es una secta que cultiva. Nadie sabe lo que son. Todo lo que sabemos sobre ellos es que les gusta engañar a los demás sin ninguna limitación. Si bien les gusta engañar a los demás por dinero, más que cualquier otra cosa, les encanta engañar a la gente para su propia diversión. Aquí hay un ejemplo. Hubo una vez en que uno de ellos se disfrazó como el eunuco del Emperador antes de proceder a engañar a todos los hombres de una ciudad para castrarse. ¿La razón? Estaba aburrido y quería divertirse un poco ".
Li Huowang todavía no tenía idea de lo que la abadesa estaba tratando de decirle.
Preguntó vacilante. "¿Un grupo de estafadores a los que les gusta engañar a los demás? Pero... ¿Esto tiene alguna relación conmigo?"
De todas las sectas que querían capturarlo, ¿por qué la abadesa le habló específicamente de este grupo de personas?
"Suspiro. ¿Olvidaste que eres un Extraviado y que no puedes diferenciar entre alucinaciones y realidad? ¿Qué crees que sucederá si te encuentras con alguien del Dao del Olvido Sentado? Si saben que eres un Extraviado, el asunto se complicará".
—Aun así, ¿por qué crees que me dejaré engañar por un grupo de estafadores? ¿Por qué estás tan nervioso por esto?
La abadesa cerró los párpados y sacudió la cabeza. "No son un simple grupo de estafadores. No sabemos de dónde vinieron ni cómo lo obtuvieron, pero tienen algunos poderes de los que es ridículamente difícil deshacerse. También son muy versados en ilusiones. Hubo incluso una ocasión en la que me engañaron. En ese momento, un miembro del Dao del Olvido Sentado se coló en nuestro convento y quiso engañarnos para que rompiéramos nuestro tabú. Afortunadamente, logramos darnos cuenta de sus planes y lo obligamos a seguir el camino del budismo. Recuerden esto, los miembros del Dao del Olvido Sentado no temen a la muerte. Nunca se enreden con uno de ellos, o se encontrarán tratando con más y más de sus miembros".
"¿Incluso intentaron engañarte?"
—¡Sí! No solo querían engañarme a mí, ¡sino que también querían engañar a los propios dioses! He oído que un grupo de personas dentro del Dao del Olvido Sentado esperó treinta años para engañar al Dios de la Prosperidad.
"¿El Dios de la Felicidad? ¿El que apareció sobre el salón ancestral de la familia Hu?" Li Huowang estaba visiblemente conmocionado.
"No, es el Dios de la Prosperidad, no el Dios de la Felicidad", dijo la abadesa Jingxin mientras usaba sus uñas ennegrecidas para escribir el carácter en su piel.