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"El Quinto Príncipe: Forjador de Destinos y Corazones"

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Synopsis

Chapter 1 - "El Quinto Príncipe: Forjador de Destinos y Corazones"

Capítulo 1: El Príncipe Desterrado

Las puertas del castillo se cerraron con un estruendo detrás de Kael Eryndor. El eco resonó por los pasillos vacíos mientras el joven príncipe, de cabello plateado y ojos rojos como brasas, avanzaba hacia el exterior, llevando solo una capa raída y una espada de segunda mano.

El aire frío de la frontera del reino lo recibió con la indiferencia de siempre. No era un destierro formal, pero Kael sabía que no volvería. Su hermano mayor, Darius, el príncipe heredero, se había asegurado de ello con palabras cargadas de desprecio.

"No tienes lugar aquí, Kael. Usa tu extraña habilidad donde nadie pueda verte fallar."

Esas palabras habían sido un golpe más cruel que cualquier filo. Kael, el quinto príncipe, había vivido a la sombra de sus hermanos mayores toda su vida. Sin ambiciones de poder ni la fuerza para destacar, lo único que poseía era una habilidad misteriosa: Creación Divina, el poder de dar forma a dones únicos. Pero en un reino donde el poder era sinónimo de conquista, su habilidad parecía un desperdicio.

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El viaje hacia lo desconocido

Kael avanzó por senderos olvidados en la periferia del reino, cargando no solo su equipaje sino también el peso de la humillación. Durante días, el silencio del bosque fue su único compañero, hasta que, una noche, un grito desgarrador rompió la monotonía.

Kael se detuvo en seco. El grito había venido del este, desde el corazón del bosque. Dudó por un momento, su instinto de autopreservación luchando contra su sentido del deber. Finalmente, empuñó su espada y se adentró entre los árboles.

En un claro iluminado por la luz de la luna, encontró a una joven elfa tendida en el suelo. Su cabello dorado estaba cubierto de sangre, y su arco roto yacía a su lado. Cuatro lobos gigantes, con ojos brillando como carbones encendidos, la rodeaban, gruñendo con ferocidad.

Kael tragó saliva, su mano temblando sobre el mango de la espada. No era un guerrero, pero no podía quedarse de brazos cruzados.

El primer movimiento fue torpe.

Kael cargó hacia el lobo más cercano, su espada cortando el aire con más esperanza que técnica. Alcanzó a herirlo superficialmente antes de que otro lobo lo derribara, haciéndolo rodar por el suelo. El sabor a tierra y sangre llenó su boca.

Antes de que el lobo pudiera atacarlo, una flecha de luz atravesó su costado. La elfa, aunque apenas consciente, había logrado disparar con lo poco que le quedaba de energía.

"Corre... ¡salva tu vida!", gritó débilmente.

Kael se levantó, tambaleándose. "No pienso dejarte aquí."

El lobo líder, más grande que los demás, avanzó hacia Kael con un gruñido bajo. Kael apretó los dientes, sintiendo un calor desconocido en su interior.

"Crear."

La palabra resonó en su mente, y una luz envolvió su mano libre. En un instante, apareció un escudo translúcido, resplandeciente como si estuviera hecho de estrellas. Con él, bloqueó el salto del lobo, desviando sus garras antes de clavar su espada en el costado del animal.

Los otros lobos retrocedieron, pero un rugido profundo resonó desde las sombras. Un lobo aún más grande, negro como la noche, emergió del bosque. Su sola presencia parecía apagar la luz de la luna.

Kael sabía que no podía enfrentarlo solo. Giró hacia la elfa, extendiendo su mano.

"Necesito tu ayuda. Confía en mí."

La elfa dudó, pero al ver la determinación en sus ojos, asintió débilmente.

"Te otorgo el don de los 'Ojos del Viento'."

Una luz verde brillante envolvió a la elfa, y sus ojos, antes apagados, comenzaron a brillar con intensidad. De pie, ahora firme, levantó su arco roto, que se reconstruyó mágicamente en un arma etérea hecha de energía.

"¿Qué... qué es esto?" murmuró.

"No hay tiempo para explicaciones. Dispara."

La elfa tensó su arco, y una flecha de viento puro atravesó el aire con un sonido agudo, impactando al lobo negro en el pecho. El monstruo dejó escapar un aullido desgarrador antes de desplomarse.

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El amanecer siguiente

Kael y la elfa descansaban junto a una fogata improvisada. Él estaba agotado, y aunque había logrado salvarla, sabía que su habilidad había drenado una gran parte de su energía vital.

"Gracias por salvarme", dijo la elfa, rompiendo el silencio. "Soy Lyria. Y tú... ¿quién eres realmente?"

Kael la miró, una leve sonrisa en sus labios. "Un príncipe sin reino. Mi nombre es Kael."

Lyria lo observó detenidamente, reconociendo algo en él que iba más allá de las apariencias.

"Entonces, Kael, príncipe sin reino, ¿qué planeas hacer ahora?"

Kael miró las llamas, su expresión seria. "No lo sé. Pero si tengo este poder, quiero usarlo para ayudar a otros. Quizá encuentre mi propósito en el camino."

Lyria sonrió, colocando una mano sobre su hombro. "Si eso es lo que buscas, entonces te acompañaré. Después de todo, me diste algo que no puedo devolver."

Kael levantó una ceja, curioso.

"Una segunda oportunidad", respondió ella, sus ojos brillando con el resplandor de su nuevo don.