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Evolving: Beyond the Edge of Evolution

Alex_5549
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Chapter 1 - Second Chance at Life

En una noche sin luna en Seúl, un joven vestido con el uniforme del instituto se encuentra al borde de la azotea de un rascacielos. La ciudad se extiende bajo sus pies, sus luces titilantes parpadean en la oscuridad como estrellas terrenales. Cada destello parece luchar por atravesar la densa neblina de desesperación que lo envuelve.

Con ojeras profundas y un parche de hidrogel en el costado izquierdo de su rostro, sus magullados labios se separan en un susurro ahogado por el frío viento nocturno.

"¿Cuándo fue la última vez que sentí tanta paz...?" su voz apenas un susurro en el viento.

Una ráfaga de viento frío azota su cabello azabache y el zumbido distante del tráfico llego a sus oídos. Desde la calle, el sonido de una sirena de policía se cuela en sus pensamientos, recordándole el caos constante de una ciudad que nunca duerme. El joven baja la mirada hacia sus manos temblorosas, notando rastros de sangre seca en las yemas de algunos de sus dedos.

Miestras miraba sus manos, por el rabillo del ojo vio su teléfono móvil que descansa en el borde de la azotea emitiendo una luz intermitente, señal de mensajes sin leer. Las palabras en la pantalla parpadean, pero él no tiene la fuerza para alcanzarlo. Con cada segundo que pasa, el peso de sus problemas parece empujarlo más hacia el abismo.

El joven alzó su mirada hacia el horizonte. Por un momento, sus ojos brillaron con anhelo y esperanza, observando un futuro deseado, pero lejos del alcance de sus manos. Lentamente, cierra los párpados y da un paso fuera de la azotea, su cuerpo se inclino cada vez más, hasta que cayó inevitablemente fuera de la azotea.

El viento ruge en sus oídos mientras siente la gravedad tirando de su cuerpo hacia abajo.

Las comisuras de los labios del joven se extendieron al sentir el viento recorriendo todo su cuerpo mientras cae, sus párpados se abrieron suavemente, un brillo surco sus ojos carmesí mientras sentía algo que nunca había logrado sentir.

El tan abrumador peso de sus problemas había desaparecido como si nunca hubiera existido, los miedos y preocupaciones ya no estaban.

Se sentía tan ligero en este momento de su vida, en este momento fugaz de libertad, el joven sintió paz y libertad al abandonar todo y enfrentar a la muerte.

El joven no pudo evitar reír a carcajadas mientras disfrutaba de la sensación de plenitud que le daba la situación que se supone que es la experiencia más aterradora que podía experimentar una persona.

Con cada segundo que pasaba el suelo estaba más cerca. El joven dejó de reír, pero una ligera sonrisa se mantenía erguida en sus labios.

El joven suspiro cerrando sus párpados al ver como el suelo estaba cada vez más cerca.

Sus párpados se volvieron a abrir, pero no había ni un destello del brillo que sus ojos ostestaron hace unos segundos, el brillo en sus ojos desapareció al igual que su sonrisa.

"Que desperdicio de vida..." murmuró con tono apagado.

El suelo estaba a menos de 50 metros.

De repente, los párpados del joven se extendieron de golpe con incredulidad. "¿Q-Qué es eso...?"

Diminutas luces celestes rodearon al joven mientras caía.

El joven observó como las diminutas luces se movían a su alrededor como si estuvieran vivas, de un momento a otro, las diminutas luces irradiaron un brillo incandescente obligando al joven a cerrar sus párpados con fuerza mientras cubría su vista con sus brazos.

Al instante siguiente, la incandescente luz había desaparecido.

No solo la luz incandescente había desaparecido, la sensación del viento recorriendo su cuerpo y el ruido de la cuidad habían desaparecido también.

El joven apartó sus brazos y abrió los párpados lentamente.

El rugido del viento había desaparecido, pero su cuerpo seguía rígido, inmóvil en un vacío ilusorio. Frente a él, las luces de Seúl se desplegaban como un océano de constelaciones urbanas tras ventanales que se extendían del piso al techo. El aire estaba quieto, perfumado con un aroma familiar a cítricos y madera, y el silencio se sentía denso, como si el mundo contuviera la respiración.

La quietud resultaba desconcertante. Su pecho se alzó y descendió en cámara lenta, suspendido verticalmente, como si la gravedad hubiera olvidado reclamarlo.

Y luego, el instante imposible se rompió.

La fuerza del mundo regresó de golpe. Su cuerpo cayó como una marioneta sin cuerdas. Su pecho impactó contra el suelo de madera pulida con un golpe seco. La fría superficie le robó el aliento, un jadeo forzado escapó de sus labios mientras el dolor se propagaba desde sus hombros hasta la mandíbula. El eco del impacto resonó por las paredes desnudas de gris piedra, llenando la habitación con un trueno que marcaba su llegada.

Todavía jadeando, sus ojos vagaron por el espacio.

A su alrededor, la tenue luz de una lámpara minimalista proyectaba sombras alargadas, bañando las líneas limpias de un diseño moderno y sobrio. La madera bajo sus manos era suave, impecable, y los cristales de las ventanas reflejaban el contorno borroso de su figura desplomada. El lujo estaba allí, contenido en cada detalle: el silencio, el orden, la perfección de un lugar tan inmaculado que parecía más museo que hogar.

"¿...Cómo llegué aquí? Este lugar... ¿mi penthouse?"

¡Swoosh!

Sentí como si un ser vivo se hubiera acurrucado en mi estómago y levantara la cabeza. Mis párpados se estrechan por el dolor que se genera en mi abdomen, extendiéndose al resto de mi cuerpo. El dolor es soportable, pero disminuye mis fuerzas, impidiéndome moverme o levantarme.

Por extraño que parezca, es una sensación refrescante, pero al mismo tiempo, sentí como si una semilla extraña estuviera brotando dentro de mi. Es una sensación nueva, como si en mi abdomen se estuviera reuniendo un doloroso pero refrescante calor.

Con mi vista reducida, pude observar una pantalla transparente frente a mí.

Una voz extraña resuena en mi mente.

[Iniciando proceso del despertar]

¡Boom!

Un cúmulo de calor explota dentro de mi, extendiéndose rápidamente en todas direcciones. Siento que algo cambia radicalmente dentro de mi. De repente, mi cuerpo empieza a torcerse y convulsionar. Un dolor feroz, como si millones de agujas me perforaran simultáneamente me azotó, haciéndome gemir de agonía. El dolor es inimaginable, muy diferente a cualquier golpe que he recibido.

Me aferro a mi conciencia mientras mi cuerpo se retuerce y convulsiona en el suelo. De un momento a otro, recuerdos de mi infancia pasan por mi mente como una película.

***

4 de marzo del año 2015, el día en que mis padres murieron en un accidente de tráfico, el día en que todo empezó a salir mal.

El funeral de mis padres fue el peor día de mi vida. Las personas reían como si nada malo hubiera sucedido, como si mis padres no hubieran muerto. A ellos ni siquiera parecía afectarles. Incluso familiares cercanos me miraron con condescendencia y desdén, como si no tuviera importancia, como si no tuviera el más mínimo valor.

Era insoportable. Todos reían y bebían, no parecían tristes por la muerte de mis padres, era una celebración. Esos malditos hipócritas estaban celebrando la muerte de mis padres, a pesar de que ellos siempre los habían tratado con amabilidad y respeto.

Quería creer que reían por alguna razón comprensible, quería creer que mis padres no hubieran querido que nadie se entristeciera por su culpa. Realmente quería creer eso, pero esa falsa esperanza se desvaneció cuando mi abuelo dijo que viviría solo, en un penthouse que mi padre me había dejado como herencia. Además del penthouse, heredé suficiente dinero como para vivir cómodamente el resto de mi vida.

Mi abuelo se convirtió en mi tutor legal, pero prácticamente me dijo: "Toma, y no causes problemas durante el resto de tu vida."

Todos me dieron la espalda.

Ese día comprendí la realidad, no tenía a nadie. A nadie le importaba que mis padres hubieran muerto.

Aún así era extraño, el único día en que mis padres me dejaron al cuidado de mi abuelo, ellos tienen un accidente de tráfico y fallecen. No podía culpar a nadie, no tenía pruebas de que no fuera un accidente. No tenía nada ni a nadie, solo a mí mismo.

***

Los recuerdos sirvieron como un ancla, manteniéndolo consciente. Con un esfuerzo sobrenatural, el joven se recompone y se sienta, dejando que el odio y el rencor fluyan a través de él y sirvan de combustible para resistir el dolor.

Su esqueleto está cambiando, las articulaciones de su cuerpo se reajustan, sus músculos se suavisan y luego vuelven a ser firmes. Una sustancia negra pútrida rezuma de su piel desgarrada. Todas las impurezas de su cuerpo han sido eliminadas, y sus músculos y esqueleto han sido refinados.

El dolor es terrible, pero no se compara con el sufrimiento que ha tenido que cargar hasta ahora. Después de lo que parece una eternidad, el proceso finalmente llega a su fin.

[Despertar completado]

[Tu proceso de despertar está incompleto. Progreso actual: 5%.]

[Su cuerpo actual es inadecuado para completar el proceso del despertar. Refina tu cuerpo para completar el proceso del despertar. A medida que su cuerpo mejore, el progreso del despertar también avanzará.]

[Tu estado actual es .]

[Tus habilidades físicas han mejorado parcialmente.]

[Sus rasgos han sido confirmados.]

[Sus habilidades han sido registradas.]

[Has adquirido las calificaciones del jugador.]

El joven no estaba en condiciones de concentrarse en lo que decía la extraña voz que resonaba en su mente. Los fuertes sentimientos todavía permanecían en su mente después del intenso dolor, pero no podía apartar los ojos de las pantalla frente a él.

Cuando el joven logró calmarse, observó detenidamente una de las pantallas frente a él.

Kim Kyeong-Jae

Edad: 17

Lvl: 0

Trabajo: - - -

PV: 628/628

Maná: 390/390

Cansancio: 0

Atributos:

Fuerza: 11

Agilidad: 14

Vitalidad: 13

Inteligencia: 19

Percepción: 15

Suerte: 30

Rasgos:

- Antigua Sangre, Prodigio de las Artes Marciales

Inventario:

- Vacío

Habilidades:

- Hipnosis (C-, 0.00) , Fortalecimiento de los Sentidos (D, 0.00) , Manipulación de la Sangre (D-, 0.00) , Regeneración (B+, 0.00) , Sed de Sangre (A-, 0.00) , Mordedura vampírica (D-, 0.00)

Títulos:

- Despertado Primordial

Puntos de Experiencia: 0 / 100

Puntos de Atributos Disponibles: 0

La expresión del joven se volvió oscura con una mirada fría. Sentía curiosidad por la pantalla frente a él, pero aún recordaba el terrible dolor que había sentido. Cerró los ojos e intentó tranquilizarse.

"Es inútil enojarme con una pantalla." pensó con fastidio mientras suspira.

Decidiendo ignorar la pantalla transparente, se levantó del suelo. Inmediatamente notó una sensación de ligereza en su cuerpo. Sin darle importancia, caminó por la sala de estar, pero se detuvo de repente. A través de los amplios ventanales de su penthouse, las vistas panorámicas de la ciudad de Seúl se extendían ante él.

La vista nocturna de la ciudad, iluminada con diferentes colores, atrapó su atención. Sus párpados se abrieron de par en par al encontrarse con su reflejo en los ventanales. Se acercó rápidamente a su reflejo, las heridas en su rostro habían sanado, la magulladura en su labio inferior había sanado por completo, las ojeras desaparecieron. Su antes descuidado y sombrío rostro ahora era radiante y suave como la porcelana. Lentamente, acercó su mano al parche en su rostro y lo retiró cuidadosamente. La herida había sanado.

Era absurdo, pero estaba seguro de lo que veía. Sus heridas habían sanado y el cansancio de su rostro había desaparecido. Su corazón latió desenfrenado ante la absurda situación.

¿Qué demonios había pasado con su cuerpo? Había intentado suicidarse, entonces ¿por qué seguía vivo?

[Tu rasgo, , te ha ayudado a mantener la compostura.]

Uno de los rasgos de Kyeong-Jae lo ayudo a tranquilizar su mente. Los minutos pasaron y decidió experimentar con la pantalla.

Kyeong-Jae observó en silencio el panel frente a sus ojos.

"Entonces, esta es la ventana de estado" murmuró mientras investiga el panel.

La ventana de estado tenía 5 pestañas etiquetadas como "Rasgos", "Atributos", "Habilidades", "Inventario" y "Títulos".

Los Rasgos mostraban la personalidad o el talento del jugador.

La pestaña Atributos mostraba una evaluación de las capacidades del jugador.

Habilidades mostraba las habilidades estandarizadas que había obtenido.

"Es como un juego."

Inventario mostraba casillas vacías que podían ser llenadas con Ítems.

Y por último, la pestaña de Títulos mostraba los logros que había obtenido.

Kyeong-Jae presiona su dedo sobre su rasgo [Sangre Antigua] y una nueva ventana apareció con información sobre su rasgo.

[Rasgo: Antigua Sangre]

[La sangre perteneciente a antiguos vampiros de sangre pura. Convierte al usuario en un vampiro del linaje

Beneficios del Título:

- Aumenta en un 20% el efecto de todas las habilidades mágicas.

- Regenera vida al beber sangre.

- Aumenta la resistencia mágica en un 35%.

-Aumenta los atributos de , , y en un 25%.

- Resistencia a Perjuicio Inferior.

- Aumenta todos los atributos en un 50% durante la noche.]

La descripción de su rasgo no respondió a todas sus preguntas, pero había notado que la mayoría de sus habilidades estaban relacionadas con el poder de un vampiro.

Los rasgos mostraban la personalidad o el talento de un jugador, pero uno de los rasgos de Kyeong-Jae lo había convertido en un vampiro. Se suponía que su rasgo lo había convertido en un vampiro, sin embargo, no era capaz de notar la diferencia.

Kyeong-Jae estaba un poco familiarizado con el término "ventana de estado". Los juegos con ese sistema eran muy conocidos últimamente, incluso él solía jugar esa clase de juegos hasta hace unos meses.

Kyeong-Jae deslizó su dedo sobre la ventana de estado, haciendo que desaparezca. Cerró sus ojos y se concentró.

""

En el momento en que Kyeong-Jae pronunció el nombre de la habilidad, abrió sus ojos.

[Tu habilidad, , ha sido activada.]

Sintió su alrededor con más claridad y amplitud. Era como si algo se hubiera expandido. Alzó sus manos y las observó, algo en su cuerpo se sentía extraño. Se concentró en su cuerpo mientras cerraba sus ojos. Sentía vagamente cómo su sangre fluía por sus venas como las aguas fluyendo por un río...

Bomg Bomg!

Logró escuchar el bombeo de la sangre en su corazón.

Kyeong-Jae abrió sus ojos y se preguntó a sí mismo. "¿Este... es el poder del despertar?"

La habitual expresión indiferente del joven había cambiado completamente, su mirada estaba llena de fascinación mientras una sonrisa ligera se erguía en sus labios.

Kyeong-Jae recibió una nueva ventana de notificación.

[La competencia de la habilidad, , ha aumentado. (0.02%)]

Los ojos de Kyeong-Jae se abrieron ligeramente con sorpresa.

"¿Mi dominio sobre las habilidades aumenta cuando las uso...?" murmuró dándose cuenta de lo que sería capaz de lograr si maximiza sus habilidades. Con un dominio mínimo sobre sus habilidades había logrado sentir su sangre fluir por sus venas y escuchar el bombeo de la sangre en su corazón.

Ding~

El sonido cristalino de una nueva notificación rompió el flujo de sus pensamientos. Ante él apareció una ventana translúcida del sistema, su claridad contrastando con la penumbra del penthouse.

[Sistema: Nueva Quest Activada - Prueba de Supervivencia]

- Descripción:

Esta es una prueba básica diseñada para medir tu capacidad de adaptarte y sobrevivir en condiciones extremas. El tiempo será tu enemigo, y tu voluntad, tu único aliado. Sobrevive a cualquier costo.

- Objetivo Principal:

- Sobrevive durante 4 horas.

- Restricciones:

- Abandonar el área designada está prohibido.

- Entorno:

> Zona de Prueba: [Terreno Desconocido - Nivel de Amenaza: Superior]

> Un vasto desierto, cuyas dunas esconden depredadores mortales. Los gusanos-ciempiés acechan bajo la arena, cazando cualquier movimiento. La misma tierra parece rechazar tu presencia.

- Condiciones del Jugador:

- Salud y resistencia no se regeneran automáticamente.

- Una energía desconocida en el área incrementa el desgaste físico y mental.

- Recompensas por completar la quest:

- Aumento de nivel inmediato.

- Incremento en la maestría de habilidades (x2).

- Penalización por fallar:

- Muerte inmediata.

Raashh!!

Sin darle tiempo siquiera para procesar toda la información, Kyeong-Jae fue arrastrado de su lugar con una brusquedad que lo dejó sin aliento. Una ráfaga de viento abrasador lo golpeó de lleno, forzándolo a caer de rodillas. Sus piernas se hundieron en algo cálido y traicionero. Arena.

Swoosh!!

El calor lo envolvió como un manto sofocante, robándole cualquier noción de orientación. El sudor empapó su frente y comenzó a recorrer su rostro, deslizándose por sus mejillas y cuello, pero no brindaba alivio. En lugar de refrescarlo, la humedad solo parecía aumentar la opresión del aire, pegándose a su piel como una capa húmeda de desesperación.

Sus ojos ardieron al abrirlos, y lágrimas involuntarias empañaron su visión nublada aún más por el constante parpadeo para protegerse del implacable brillo del sol y el calor abrasador del desierto.

Llevó una mano temblorosa a su pecho, aferrándose con fuerza a su camisa, mientras una quemazón desesperante invadía sus pulmones con cada aliento de aire seco. El ambiente lo aplastaba, como si el desierto mismo lo rechazara, forzándolo a adaptarse o sucumbir.

El silencio reinante se rompió únicamente por el siseo constante del viento y el latido frenético de su corazón, resonando en sus oídos. No había señales de cómo había llegado ahí, ni rastro del sistema que lo había arrancado de su realidad anterior. Solo estaba él... y el desierto.

Kyeong-Jae logró sentir vagamente cómo la presión del ambiente intentaba doblegar su mente. Su visión, nublada por las lágrimas involuntarias y el calor abrasador, apenas le permitía distinguir el horizonte interminable de arena.

"N-No puedo desmayarme en este lugar… M-Moriré-…" las palabras escaparon de sus labios en forma de jadeos entrecortados mientras su cuerpo luchaba por adaptarse al entorno hostil.

Ding~

En ese instante, un sonido nítido y cristalino, como el resonar de un cristal fino, quebró el abrumador silencio del desierto.

[Tu rasgo, , te ha ayudado a mantener la compostura.]

Desde su frente, un frío reconfortante comenzó a extenderse por todo su cuerpo, como una ola calmante que opacaba al calor abrasador del desierto. La presión en su mente se disipó gradualmente, y el caos que había amenazado con consumirlo fue reemplazado por una serenidad antinatural.

Kyeong-Jae inhaló profundamente, esta vez sin el ardor agónico que había sentido antes. Su pecho subía y bajaba con control, mientras su mirada volvía a enfocarse.

El suelo bajo sus rodillas vibró levemente, apenas perceptible al principio, como un temblor distante. Pero la sensación se intensificó en cuestión de segundos. Kyeong-Jae frunció el ceño, alzando la vista hacia el horizonte arenoso.

Un zumbido grave se alzó por encima del susurro del viento, y las vibraciones en la arena comenzaron a tornarse violentas, hasta que su propio cuerpo tembló. Era como si algo gigantesco se moviera bajo la superficie, acechando justo fuera de su campo de visión.

"¿Qué…?" apenas logró articular una palabra cuando un sonido desgarrador, una mezcla de chasquidos y crujidos, emergió de la arena a varios metros frente a él.

Con un estruendo ensordecedor, una figura colosal rompió el suelo arenoso. Era un gusano gigantesco, su cuerpo alargado cubierto por placas quitinosas que reflejaban un brillo opaco bajo el sol ardiente. Pero no era un gusano común. Decenas de patas parecidas a las de un ciempiés se extendían a lo largo de su costado, moviéndose con rapidez antinatural, mientras sus mandíbulas enormes chasqueaban con hambre.

El gusano emergió con un rugido que hizo temblar la tierra misma, una masa retorcida de carne y placas que desbordaban una fuerza primitiva. Kyeong-Jae no tuvo tiempo para pensar. En cuanto sus ojos se encontraron con la bestia, una reacción instintiva se apoderó de su cuerpo.

"¡Muévete!"

El grito interior fue lo único que necesitó para saltar hacia un costado, girando con la agilidad que aún no comprendía del todo. La arena bajo sus pies crujió, pero él ya estaba en movimiento. A cada segundo que pasaba, el suelo temblaba más, como si la criatura estuviera preparando el siguiente ataque, un movimiento de puro poder capaz de arrancar la vida de un hombre en cuestión de segundos.

Kyeong-Jae se arrastró por la arena, usando su cuerpo para impulsarse a una velocidad sorprendente, esquivando el primer ataque del gusano, que rompió el suelo donde él había estado hacía un segundo, dejando una grieta que parecía tragar todo a su paso. La arena voló a su alrededor, cegándolo por un momento.

El gusano no tardó en atacar de nuevo, esta vez abriendo su mandíbula descomunal con una rapidez letal, lanzando un chorro de arena hacia él. Kyeong-Jae se movió por puro instinto, saltando hacia un lado, sintiendo el aire caliente a su alrededor mientras su cuerpo chocaba contra la tierra, rodando para ganar distancia.

El sudor le empapaba el rostro, y el calor se volvía cada vez más insoportable. La presión del desierto, la incertidumbre del entorno, el hambre y la sed que comenzaban a apoderarse de él, todo estaba jugando en su contra.

Un ruido metálico atravesó sus oídos, como si la arena misma gritara. Kyeong-Jae jadeó, su pecho ardiendo mientras se giraba para enfrentar al monstruo. No podía dejar de observarlo: las placas del gusano brillaban como acero pulido, y cada pata se movía con una precisión aterradora, dejando profundas marcas en la arena.

No puedo derrotar esto... ¡ni siquiera puedo dañarlo!

Desesperado, su mente parecía fragmentarse en mil pensamientos, pero algo lo golpeó desde adentro, una especie de instinto primitivo que lo obligó a actuar. Sin entender cómo, su cuerpo reaccionó: una corriente caliente recorrió su columna vertebral, y de pronto, el mundo a su alrededor cambió.

Sus ojos captaron cada detalle del movimiento del gusano: el giro de su cuerpo, la tensión en sus patas antes de un salto, el aire desplazado por sus mandíbulas que se cerraban como una trampa mortal.

[Tu habilidad, , ha sido activada.]

Kyeong-Jae no lo había planeado, pero ahora veía... todo.

Sus oídos captaban el crujir del caparazón del gusano mientras se movía, y un escalofrío le recorrió la piel al notar un segundo sonido, más tenue, debajo de la arena, como si algo más estuviera comenzando a moverse.

"No puede ser... ¡hay más!"

El pensamiento apenas cruzó su mente cuando el gusano-ciempiés cargó hacia él, sus patas perforando el suelo en una vorágine de movimientos. Kyeong-Jae dio un salto hacia atrás, pero su pie derecho resbaló en la arena suelta, obligándolo a rodar torpemente para evitar el golpe. El gusano pasó rozándolo, y la presión del aire fue suficiente para lanzarlo varios metros.

Escupió arena, sus manos temblando mientras luchaba por ponerse de pie. El ruido bajo la superficie se hacía más fuerte, como si el desierto estuviera vivo y furioso. Giró la cabeza, sus sentidos amplificados detectando tres nuevos puntos de vibración en la arena, cada uno más cerca que el anterior.

El gusano original giró, sus mandíbulas emitiendo un chasquido agudo que le hizo estremecer los huesos. Pero no había tiempo para procesarlo: otra columna de arena explotó detrás de él, revelando un segundo gusano-ciempiés, ligeramente más pequeño pero igual de amenazante.

La desesperación lo invadió como una ola.

No hay salida. Estoy rodeado.

Su mente trabajaba frenéticamente mientras su cuerpo seguía esquivando por reflejo puro. Cada segundo que pasaba, la arena se convertía en un terreno traicionero, y los rugidos de las criaturas se mezclaban con el estruendo del suelo rompiéndose bajo su peso.

Kyeong-Jae sabía que no podría mantenerse en movimiento mucho tiempo más. Pero algo dentro de él, algo que no era humano, le susurraba que todavía podía encontrar una forma de escapar.

El aire se volvió denso, casi irrespirable, mientras Kyeong-Jae intentaba recuperar el equilibrio. Los gruñidos de las criaturas y el temblor constante del suelo ahogaban cualquier intento de claridad. A cada segundo que pasaba, las posibilidades de sobrevivir disminuían.

El segundo gusano se unió al primero, moviéndose con una coordinación casi predatoria, como si compartieran un entendimiento silencioso. Cada paso suyo era una amenaza inminente. Y entonces, lo sintió: otro estallido en la arena a su derecha.

Un tercer gusano emergió, su cuerpo casi idéntico al primero, pero con una mandíbula ligeramente más grande. La cantidad de patas que rasgaban la arena era absurda, formando un ritmo discordante que hacía vibrar los dientes de Kyeong-Jae.

La sensación de pánico lo envolvió, pero sus sentidos, ahora amplificados, se aferraban al más mínimo detalle.

No hay forma de luchar. Ni siquiera puedo correr.

Apretó los dientes. Si iba a morir, no lo haría como una presa que espera ser devorada. Buscó desesperadamente con la mirada algo, cualquier cosa en el entorno que pudiera usar. La arena lo rodeaba como un manto infinito, pero una leve elevación a lo lejos captó su atención: una duna más alta que las demás.

No es un refugio, pero es lo único que tengo.

Sin dudarlo, echó a correr, sus pies hundiéndose en la arena con cada paso. Las criaturas reaccionaron casi de inmediato. El gusano original se lanzó tras él, mientras los otros dos tomaban flancos opuestos, bloqueando cualquier posible escape.

Kyeong-Jae sintió cómo la distancia entre él y los monstruos se acortaba. Cada movimiento suyo era seguido por un retumbar más fuerte. Pero el impulso de [Fortalecimiento de los sentidos] le permitió reaccionar justo a tiempo: giró bruscamente hacia la izquierda, haciendo que las mandíbulas del gusano principal se cerraran en el aire, a pocos centímetros de su espalda.

El impacto con la arena lo hizo tambalearse, pero no se detuvo. La duna estaba cada vez más cerca, su superficie ondulante brillando bajo el sol abrasador. Si lograba llegar a la cima, tal vez podría ganar algo de tiempo. No era mucho, pero era lo único que tenía.

Cuando llegó al pie de la duna, el tercer gusano emergió justo frente a él, levantando una ola de arena que lo golpeó como un muro. Kyeong-Jae salió disparado hacia atrás, rodando por el suelo. Se llevó las manos al rostro, tratando de despejar la arena de sus ojos.

Esto no es suficiente...

El pensamiento atravesó su mente como una daga mientras Kyeong-Jae jadeaba, sus pulmones ardiendo por el esfuerzo y la arena que había tragado. Su cuerpo temblaba, pero no podía detenerse. Los gusanos lo rodeaban, formando un círculo cada vez más cerrado. Las mandíbulas chasqueaban con un ritmo mecánico y cruel, y el aire estaba cargado con el olor metálico de la tierra abierta.

Pero entonces, un destello cruzó su mente. No podía ganar contra ellos. No podía enfrentarlos directamente. Sin embargo, había algo que podía usar: a ellos mismos.

Sus ojos escanearon el entorno con rapidez, buscando una oportunidad. Los movimientos de los gusanos eran predecibles bajo su estado actual, el flujo constante de su habilidad [Fortalecimiento de los sentidos] le mostraba patrones en sus ataques. No trabajaban en perfecta coordinación, y su tamaño era una ventaja que podía volverse en su contra.

"Si no puedo romper su caparazón, haré que lo hagan entre ellos."

Tomó aire profundamente y empezó a moverse. Sus piernas quemaban con cada paso, pero la adrenalina lo impulsaba hacia adelante. Corrió hacia el gusano más cercano, esquivando sus mandíbulas con un giro rápido. Su cuerpo parecía moverse por instinto, cada acción llevada al límite de lo posible.

Al acercarse al monstruo, Kyeong-Jae saltó con todas sus fuerzas, impulsándose con un paso firme sobre una de sus patas segmentadas. El caparazón era resbaladizo bajo sus pies, pero logró mantener el equilibrio mientras subía al lomo de la criatura.

El gusano se retorció violentamente, intentando sacudirlo. Kyeong-Jae se agachó, aferrándose con fuerza al caparazón mientras la bestia chillaba con un sonido ensordecedor. Los otros dos gusanos, al notar el movimiento, se lanzaron hacia él sin detenerse a considerar que atacarían a su propio compañero.

"Vamos… un poco más."

Kyeong-Jae se impulsó hacia adelante, corriendo por el lomo del gusano mientras los otros dos embestían con fuerza. Sus mandíbulas desgarraron el costado de la criatura, arrancando placas enteras y liberando un líquido oscuro que salpicó la arena.

El gusano herido lanzó un chillido infernal y se hundió parcialmente en la arena, pero Kyeong-Jae no se detuvo. Saltó hacia el siguiente gusano antes de que pudiera reaccionar, aterrizando con torpeza pero logrando mantener el equilibrio.

Las criaturas se atacaban entre sí, sus movimientos torpes y descoordinados. La arena se teñía con los fluidos oscuros que brotaban de sus heridas, y el estruendo de sus rugidos llenaba el aire. Kyeong-Jae se mantuvo en movimiento, usando sus lomos como plataformas móviles.

Pero sabía que no podría seguir así por mucho tiempo. El desgaste físico empezaba a cobrarle factura, y cada segundo que pasaba se sentía más pesado, más lento. La presión del entorno y el calor del desierto lo debilitaban, y aunque los gusanos estaban comenzando a dañarse mutuamente, seguían siendo amenazas imponentes.

Finalmente, un golpe inesperado sacudió el lomo del gusano donde estaba. Kyeong-Jae perdió el equilibrio y salió disparado hacia la arena. Cayó con fuerza, rodando varias veces antes de detenerse. Un sabor metálico llenó su boca mientras escupía sangre, su cuerpo gritando de dolor.

Se incorporó con dificultad, viendo cómo los gusanos seguían luchando entre ellos, pero uno de ellos ya giraba hacia él, preparado para atacar de nuevo. Sus piernas temblaron mientras intentaba levantarse, su mente no se rendirá ante nada.

Esto no es suficiente… aún no.

La lucha estaba lejos de terminar.

El gusano que se había girado hacia él avanzó rápidamente, sus fauces abiertas y su cuerpo gigante deslizándose por la arena con una rapidez aterradora. El otro, tras un breve momento de caos, también fijó su atención en él, sus ojos brillando con una intensidad que reflejaba la inminente muerte. Los dos monstruos cargaron en su dirección, tan imponentes que la tierra vibraba con cada uno de sus pasos.

Kyeong-Jae, a pesar de la sangre que aún brotaba de su boca y el dolor punzante en su cuerpo, se mantuvo de pie, su respiración entrecortada pero firme. La desesperación se desvaneció, sustituida por una feroz resolución.

No tenía opción. No podía seguir huyendo.

En solo unos minutos, la brutalidad del páramo lo había moldeado, cada golpe, cada herida, le había dado la fuerza que necesitaba para enfrentar lo que venía. Ya no era el mismo. Lo sabía. Y mientras los gusanos se acercaban, su mirada no titubeó, no se desvió. Estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para salir de allí, para hacer que esos monstruos murieran.

Kyeong-Jae extrajo cada pizca de fuerza de su interior y se obligó a mantenerse de pie, su cuerpo aún temblando por las heridas, pero su voluntad permanecía intacta. Sus ojos permanecían ocultos bajo su flequillo, pero cuando alzó lentamente la barbilla, la oscuridad de su mirada se despejó. Sus ojos, carmesí como la sangre, brillaban con una energía trascendental.

[Tu habilidad, , ha sido activada.]

[Cansancio: 60/100]

[PM: 180/290]

Sus heridas y el cansancio se recuperaron lentamente, pero a medida que se recuperaba su poder mágico decayó. Los gusanos-ciempiés, al estar lo suficientemente cerca de él, se lanzaron con ferocidad, pero en el mismo instante en que lo hicieron, sus cuerpos se detuvieron, paralizados por una fuerza invisible.

En un parpadeo, el desierto había desaparecido. Un mar de sangre, espeso y denso, se desbordó de la nada, cubriendo el terreno con una rapidez aterradora. Los gusanos-ciempiés, en medio de su feroz carga, se encontraron de repente atrapados en el líquido escarlata que los envolvía hasta la altura de su torso. La sangre se extendía en todas direcciones, más allá de lo que sus ojos podían alcanzar, como un abismo sin fin.

La tierra, el cielo, todo desapareció bajo esa marea carmesí. El aire se volvió pesado, como si la misma esencia de todo lo que los rodeaba fuera consumida. Los gusanos, privados de la libertad de movimiento que habían tenido antes, luchaban por avanzar, pero el espeso líquido les impedía desplazarse con facilidad. Cada intento por moverse era inútil; la sangre los mantenía atrapados, como si fuera una fuerza viviente que los devorara poco a poco.

La oscuridad los envolvía completamente. No había sol, no había luz, solo la sangre y la oscuridad infinita. En ese vacío, Kyeong-Jae permaneció erguidos sobre el mar de sangre, su figura destacándose como un faro de poder y dominación, mientras los gusanos, desconcertados, caían en la trampa que él mismo había tejido.

[Tu habilidad, , ha sido activada.]

"Qué empiece la cacería." Las palabras escaparon de su boca, sombrías, impregnadas con una determinación implacable.