Sholan se encontraba de pie frente a Avan, observando cómo el maestro espadachín lo analizaba con detenimiento. Su entrenamiento estaba por comenzar en serio.
—Sholan —dijo Avan con su tono calmado, pero firme—. Tu Excalibur es poderosa, pero sin una técnica adecuada, solo será un filo sin control. Si quieres alcanzar el máximo poder de esta habilidad, debes aprender a adaptarla al estilo de la espada.
Sholan asintió, comprendiéndolo. Era lógico.
—Eso tiene sentido —respondió—. Si aprendo a cortar con precisión, mis ataques serán más letales y eficientes.
Avan sonrió.
—Exacto. Y para eso, comenzaremos con lo más básico.
Sholan sabía que no podía subestimar la base. Su talento natural y el sistema lo ayudaban a aprender rápido, pero la maestría solo se lograba con práctica real.
Avan desenvainó su espada y se colocó en una postura firme.
—Tu Excalibur se encuentra en tus brazos, lo que significa que tus cortes no dependerán de una hoja física, sino del movimiento de tu cuerpo. Tienes que convertir todo tu ser en un arma.
Sholan observó atentamente.
—¿Cómo adapto mi estilo a eso?
—Usaremos la base del Avan Strash, pero modificada para que puedas ejecutar los cortes con el movimiento de tus brazos.
Sholan frunció el ceño con interés. Era un concepto interesante.
—Estoy listo.
Avan asintió y tomó postura.
—Entonces, empecemos.
Avan levantó su espada y trazó un movimiento descendente, golpeando el suelo con fuerza. El impacto generó una grieta profunda en la tierra, como si la espada hubiera cortado la misma estructura del suelo.
—Este es el Corte de Tierra, una técnica defensiva y de impacto —explicó Avan—. Usa el peso de tu cuerpo y canaliza tu fuerza en un solo punto.
Sholan observó el resultado y entendió el principio. Debía enfocar su fuerza en un solo punto y dejar que la gravedad hiciera el resto.
—Voy a intentarlo.
Se colocó en la postura que Avan le indicó, levantó el brazo derecho y canalizó su energía en el filo invisible de Excalibur. Con un movimiento descendente, golpeó el suelo con toda su fuerza.
¡BOOM!
Una grieta surgió, pero no tan grande como la de Avan.
—No está mal —dijo Avan—, pero aún falta precisión. Tienes que asegurarte de que la energía fluya correctamente antes de liberar el golpe.
Sholan asintió y continuó practicando.
Después de varias repeticiones, Avan pasó a la siguiente técnica.
—Ahora viene el Corte de Mar, un ataque fluido y veloz. Este corte es como una ola: atraviesa todo a su paso con un movimiento continuo.
Avan demostró la técnica, deslizándose con rapidez mientras realizaba un corte horizontal. El aire vibró y un arco de energía fue liberado a la distancia, cortando varias rocas en el camino.
—Es un ataque de velocidad y precisión —explicó—. Debes moverte con la misma fluidez que el agua.
Sholan se preparó, canalizando su energía en un barrido horizontal con el brazo. Intentó replicar el movimiento, pero su corte salió más tosco de lo que esperaba.
—Demasiado rígido —comentó Avan—. Tienes que dejar que el movimiento fluya naturalmente, sin forzarlo.
Sholan respiró hondo y lo intentó de nuevo, esta vez enfocándose en la suavidad del movimiento. Su corte fue más limpio y generó una ráfaga de viento a su alrededor.
—Mejor —dijo Avan con una leve sonrisa—. Aún falta mucho, pero vas por buen camino.
El entrenamiento continuó hasta que la noche cayó sobre ellos. Sholan sentía el cansancio acumulado, pero también sabía que cada repetición lo acercaba más a dominar las técnicas de Avan.
Si quería alcanzar su máximo potencial con Excalibur, debía perfeccionar cada uno de estos cortes desde las bases.