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Frío, un frío silencioso que se infiltra hasta los huesos, de los desafortunados que tienen que soportarlo, y en esta ocasión aquel desafortunado soy yo, y aunque normalmente no me quedaría de un inconveniente tan pequeño, simplemente no puedo evitar pensar en el porqué de este extraño frío, el cual es algo omnipresente en las mañanas y noches de mi tierra natal.
Y después de no haber regresado a este lugar durante años, no puedo evitar recordar este tipo de frío incómodo, el cual no parece un gran problema, pero con el tiempo esté se mete entre tus huesos, con una sensación de rigidez e incomodidad constante, que hace incómodo moverse, como si tu cuerpo estuviera oxidado, pero la peor parte de este frío, es que incluso tras regresar a un lugar cálido, aquella sensación de frío se niega a marcharse, como si estuviese adherido a tu cuerpo, como una vestimenta. que te queda mal y no quieres usar, pero por mas que te esfuerzas es imposible quitársela
– *haaaaa*.
Mientras intento en vano calentar mis manos, soplando aire caliente en ellas, no puedo evitar pensar en este peculiar clima, que casi siempre considero como una gran molestia.
Ya que incluso después de visitar algunos lugares donde el frío es mayor, siempre he recordado esta extraña sensación, pues en otros lugares el frío se siente como un golpe seco, que te entumece el cuerpo lentamente y se extiende lentamente por todo tu cuerpo, pero al ir a un lugar cálido la sensación desaparece lentamente, como si se estuviese derritiendo el hielo, que cubre todo tu cuerpo.
– *haaaaa*.
Pero tal vez solo estoy divagando, para evitar pensar en el otro sentimiento que tengo en este momento.
Pues creo que después de un largo tiempo, estoy regresando al lugar que se supone es mi hogar, pero incluso ahora sé que nadie me está esperando, e incluso si hubiera informado sobre mi regreso, no sería alguien bienvenido en casi ningún lugar.
No digo que no tenga nadie con quién hablar, o personas con las que salir podrían y hablar con añoranza de un pasado que parece mejor que nuestro presente, pero se que muchas de esas personas han desaparecido, y muy probablemente haya sido por mi culpa. por lo cual actualmente solo unos cuantos individuos están dispuestos a escucharme, o si son lo suficientes generosos tal vez darme la bienvenida y tal vez salir a beber mientras recordamos el pasado.
Porque por alguna extraña razón el pasado siempre parece más hermoso en nuestros recuerdos o cuando relatamos anécdotas, con la juventud, la etapa estudiantil y la edad de los 20, siendo las etapas más afectadas por los lentes color de rosa, que nos hace ignorar lo horrible que llegaron a ser esas etapas, estando llenas de confusión depresión y una profunda sensación de no saber quién eres realmente o lo que estás haciendo.
Quizás por esto las series juveniles, con actores de 30 años finciendo ser adolescentes son tan populares, historias de personas comenzando desde cero mientras intentan adaptarse a un nuevo entorno, y estilo de vida.
Pues es algo con lo que todos pueden empatizar y sentirse identificados, casi como si se compartiera algo especial con los personajes de dichas historias, aunque solo son un conjunto de características generales, diseñadas precisamente para que el público se sienta identificado.
– *haaaaa*
Maldición, otra vez estoy perdiendo en pensamientos aleatorios, pero de cierto mis divagaciones tiene sentido, pues era bastante joven cuando me marché de este lugar, dejando un infierno a mi espalda.
Rebosando confianza o tal vez una rabia que me cegaba, y me impidió ver cualquier otra cosa, pero al final todo se resume en qué está frustrado y molesto, y deseaba hacer algo para calmar esos sentimientos, algo para enfriar el fuego que corría por mis venas en ese momento, en ese momento no quería justicia no quería encontrar paz, solo quería que alguien pagará.
Al final hice algo estúpido, algo que hizo que mi rabia se enfriará, y aunque se que lo que hice no fue lo correcto para la mayoría, la realidad es que no me arrepiento, y estoy seguro que si el tiempo volviera atrás haría lo mismo O quizás algo peor.
Y aún sigo presumiendo de nunca haberme arrepentido, y estar dispuesto a hacerlo de nuevo, la verdad es que quizás mi único arrepentimiento, está relacionado con mi familia, pues como a muchas otras personas, mis padres me educaron de cierta manera, ya saben la típica buena educación de hacer el bien, mantener la conciencia limpia y dejar que sea dios y la justicia quienes ganan su trabajo.
Obviamente viví gran parte de mi vida siguiendo esa educación, pensando que a las buenas personas eventualmente le pasarán cosas buenas, hasta que un día se rompió mi ilusión, de una de las peores maneras posibles.
– *Haaaaa*, finalmente, creo que ya no tengo que matar el tiempo pensando demasiado en las cosas que no puedo controlar.
Murmullo para mí mismo, después de casi media hora de frío, incomodidad y pensamientos perdidos, finalmente un taxi parece estar disponible.
Pues debido a mi estupidez y mala memoria, olvidé cómo funcionaban las cosas en esta caótica ciudad, pues aunque debería parecer normal conseguir transporte al salir de un aeropuerto, la realidad es que está zona es un poco más complicada, para las personas como yo, y de la forma más estúpida olvidé aquello.
Para resumir esta es una ciudad bastante habitada, considerada una ciudad turística, aunque nunca sentí que hubiera lugares muy interesantes en esta ciudad o que hubiera lugares dignos de viajar entre países para visitarlos, pero mi opinión no es un fenómeno sobrenatural que cambia cómo funciona. la realidad, por lo cual esta sigue siendo una ciudad turística.
Por lo cual condujo al curioso fenómeno de los taxis, pues la mayoría de ellos están esperando a extranjeros, con algunos de ellos rechazando a los que no pertenecen a esta categoría, muy probablemente porque los extranjeros, paganos con divisas que tiene mayor valor que la moneda nacional, o por muchos de los conductores de estos vehículos, son estafadores que cobran precios excesivos a los turistas crédulos, a los cuales no les molesta gastar lo para ellos es una pequeña cantidad de dinero.
Por otro lado tenemos a los taxis por pedido, de personas con más inteligencia y criterio que yo, las cuales supieron usar una aplicación, para solicitar un medio de transporte para que los recogiera en el aeropuerto.
Y por último está el grupo de los casuales, aquellos que solo estacionaron su vehículo y empezaron a esperar clientes, para comenzar con su jornada de trabajo, pero en estos momentos las personas que al igual que yo no esperaban lidiar con esta situación, están obligadas a esperar que uno de estos vehículos esté disponible, esperando en largas filas, mientras el frío de la mañana corroe sus huesos.
Pero después de una larga espera finalmente un taxi está disponible, para este peregrino cansado por un viaje que ya ha durado demasiado tiempo.
- *toque* *toque* *toque*
Mientras camino hacia el único taxi libre en mi campo de visión, nuevamente las dudas invaden mi mente, pues a pesar de estar aquí, sigue habiendo una voz en mi interior, que me dice que estoy cometiendo un error, que no debería estar aquí, Que no hay nada aquí para mí, que no tengo razones para regresar, pero quizás por terquedad o estupidez, me convencieron de volver, a pesar de todo lo que puede salir mal.
Por esto mi mente sigue divagando, mientras intento no pensar en todo lo que puede salir mal, y todas las heridas antiguas que puedo volver a abrir, por un simple momento de estupidez, pero es mejor para mi dejar de pensar en todo esto, y Continuar con mi camino, pues es estúpido preocuparse por un pasado que se fue y un futuro que todavía no existe.
- Oye, taxi.
Mientras me caminó rápidamente hacia el taxi busco llamar la atención del conductor, el cual se encuentra de pie junta a la puerta del taxi, el cual responde con una mirada indiferente, con la típica sonrisa pequeña, para mostrar cortesía.
- Me puedo llevar hasta el barrio Truman.
Mientras el conductor gasta aproximadamente un segundo pensando, no puedo evitar pensar en porque tengo que realizar este tipo de preguntas, después de encontrar un vehículo que se supone puede llevarte a cualquier zona de la ciudad, por cierto precio, pero la realidad es que esta. ciudad existen las llamadas fronteras invisibles, las cuales están presentes en las zonas suficientes de la ciudad, donde no hay presencia policial, lugares controlados por mafias, carteles o simples pandillas, donde ellos son la ley el juez, jurado y verdugo.
Los cuales son adeptos a la extorsión y al cobro de tarifas de protección, lo cual ha generado el peculiar fenómeno, donde las empresas de transporte público, pagan tarifas de protección para moverse de forma libre y segura por ciertas zonas de la ciudad, y aunque Es fácil saber qué tarifas pagan las compañías con autobuses públicos, las compañías de taxis son un caso diferente, pues las empresas no consideran gastar demasiado en tarifas para moverse libremente por toda la ciudad, por lo cual simplemente pagan por el derecho a un tránsito seguro. ciertas zonas, que se consideran rentables.
Y aunque las zonas importantes de la ciudad están libres de este problema, la realidad es que muchas zonas residenciales y barrios, que se encuentran lejos de los centros políticos, económicos y turísticos de la ciudad, han sido parcialmente abandonados a su suerte, lo cual hace que si no estás planeando quedarte en un hotel o en las zonas importantes, tengas que preguntarle al conductor si esta puede o está dispuesto a pasar por el lugar donde deseas llegar, pues aunque siempre se pude circular de forma segura, al no tener el permiso de paso no se tiene garantizada la seguridad, puede que te muevas todo un día en área peligrosa sin que te pase nada o también pueden asaltarte en el primer momento que entres a una zona peligrosa.,lo cual en ocasiones a causa que algunas personas se molestan con los taxistas, ya que no comprenden muy bien cómo funcionan las cosas en este lugar.
En fin, tras un par de segundos el taxista asiente diciendo.
- adelante súbase, en la parte de adelante por favor.
Con la confirmación recibida, espero que el taxista de la vuelta al auto y se suba al auto, y bastante el seguro de las puertas, tras dirigirse a la parte trasera del auto y guardar mi maleta, me subo al vehículo.
Y tras esperar unos segundos me percato qué el conductor aún me sigue observando, entonces recuerdo ponerme el cinturón de seguridad, algo que con el tiempo había olvidado, pero que el conductor no dejaría pasar para evitar una multa, sobre todo porque estamos en un lugar donde hay bastantes policías.
Tras arreglar aquel pequeño inconveniente, el conductor arranca lentamente el vehículo y comienza a conducir mientras sigue la calle que lo llevará fuera del área de taxis del aeropuerto.
- ¿le molestaría si pongo música?.
Pregunta al conductor solo por cortesía, mientras empieza a configurar el sistema de sonido, antes de que yo tenga la oportunidad de responder a su pregunta.
Tras uno o dos minutos después de dejar el área del aeropuerto, el conductor finalmente comienza con la tradición de los taxistas, charlando con sus clientes.
- ¿y que lo trae a la capital?
Y con eso empieza la típica pregunta para romper el hielo, pero la verdad es que actualmente estoy estresado ya ansioso por todo como reaccionario ciertas personas a mi regreso, y por estar obligado a enfrentar mi pasado, lo cual hace que realmente no esté interesado en desperdiciar mi aliento, con alguien al cual realmente no le interesa mi vida o mis problemas, y probablemente sólo está interesado en aliviar la incomodidad atraída por el silencio o escuchar algún chisme interesante.
- no mucha la verdad, he estado trabajando fuera de la ciudad por un tiempo, y después de renunciar he decidido regresar a la ciudad.
Respondo con una respuesta lo suficientemente compleja para demostrar un mínimo de cordialidad, pero sin revelar nada importante o significativo sobre mi o sobre mi vida, pero si me quedo llamado en este momento, el probablemente aproveche para seguir con la conversación, por lo cual es mejor seguir hablando y decir algo para dejar claro que no deseo seguir hablando con el.
- disculpe, tengo algo que necesito comprobar.
Con eso dicho, introduzco mi mano en el bolsillo de mi abrigo y tomo mi teléfono y un par de audífonos, y procedo a desbloquear el teléfono con aquella contraseña que no cambió en años, tras eso simplemente abre la aplicación de una red social para Intentar hablar con la persona que se supone planeo sorprender con mi llegada.