La voz de Dios cambió. Aunque no había ira en su tono, Atlok pudo percibir una profunda tristeza y advertencia.
"Hay seres que no comprenden el propósito de la creación, seres cuyo único deseo es devorar, corromper y destruir."Atlok frunció el ceño. Sabía a lo que se refería. Los Primigenios. Seres tan antiguos como el mismo cosmos, cuya existencia era un misterio para la mayoría de las entidades, su raza. Pero ellos no compartían el amor por la creación, ni el entendimiento de la belleza del universo. En lugar de eso, eran destructores, seres cuyo único objetivo era consumir y destruir todo lo que era creado, sumergiendo a los mundos en la oscuridad y la locura."Azathoth, Nyarlathotep, Yog-Sothoth..." murmuró Atlok, los nombres de los más poderosos Primigenios resonando en su mente. "¿Por qué me hablas de ellos, Dios? Ellos no pueden afectarme, yo soy Atlok, la sombra del abismo, ellos son como yo, somos eternos."Dios suspiró, una tristeza insondable en su voz. "Tú, Atlok, eres diferente, eres un ser que busca algo más allá que el poder, pero incluso los Primigenios pueden corromper lo que parece eterno. Ellos no siguen el flujo del tiempo ni las leyes de la creación. Son el caos absoluto, la antítesis de lo que he hecho. Si alguna vez se liberan completamente, toda la creación será consumida por su locura. Y tú, aunque seas fuerte, también podrías caer en su influencia."Atlok se quedó en silencio, sintiendo el peso de las palabras de Dios. "¿Entonces qué debo hacer?""Debes aprender a vivir en equilibrio, Atlok." La voz de Dios era suave, pero firme. "Protegerás mi creación, no con la fuerza de tu poder, sino con el entendimiento de lo que significa el amor por lo creado. Solo así podrás evitar caer en las garras de los Primigenios. Ellos son el vacío, la ausencia, la negación. Tú debes ser la respuesta a su caos."Atlok se quedó mirando a Dios, el amor que sentía por sus creaciones creciendo aún más en su interior. Sabía que su tarea sería dura, que los Primigenios no descansarían hasta destruir todo lo que él amaba, pero por primera vez en su existencia, Atlok entendió lo que realmente significaba la lucha. No era solo poder, no era solo destrucción: era preservación, protección y creación."Lo haré," dijo Atlok finalmente, con voz decidida. "Protegeré tu creación, incluso si debo enfrentar a los Primigenios."