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Chapter 4 - Capítulo 4: La Dimensión Olvidada

(nota: el capitulo 4 va a ser mucho más largo que los anteriores)

Tras reunir tres de los cinco Fragmentos de Astra, Kael y Lyra activan una puerta hacia la Dimensión Olvidada, un reino paralelo que parece existir fuera del tiempo y el espacio. La entrada se manifiesta como un vórtice de luz líquida, sus bordes brillando con tonos que ningún ojo humano podría describir por completo. Al atravesarlo, son envueltos por una sensación de ingravidez y un zumbido que parece resonar directamente en sus almas.

La Dimensión Olvidada se revela como un paisaje etéreo, donde islas flotantes de cristal se suspenden en un océano infinito de energía multicolor. Ríos de luz fluyen entre las islas, y cada gota parece contener universos en miniatura. Aquí residen los Kyorin, una raza de seres lumínicos que emiten un resplandor que varía según sus emociones. Sus formas son humanoides, pero cambian constantemente, como si estuvieran hechas de energía pura. Sus voces son un coro de melodías que resuenan en la mente, más que en el oído.

Los Kyorin reciben a Kael y Lyra con una mezcla de curiosidad y cautela. "El Nexo ha llegado," dicen al unísono, sus palabras formando imágenes en la mente de los viajeros. Los Kyorin explican que el Vínculo Eterno no es solo un artefacto, sino un pacto viviente entre la magia y la tecnología, un delicado equilibrio que sostiene el tejido del cosmos. Si el pacto se rompe, el universo entero podría desmoronarse en un caos de entropía.

Para demostrar que Kael es digno de portar el fragmento final, los Kyorin lo someten a una prueba única: un viaje introspectivo a través de su propia psique. En un entorno ilusorio que refleja sus recuerdos más profundos, Kael enfrenta versiones de sí mismo: un niño asustado, un joven lleno de ira y un adulto consumido por la duda. Cada versión representa un aspecto de sus miedos y traumas. Lyra, mientras tanto, observa desde afuera, lista para intervenir si Kael flaquea.

La primera prueba lleva a Kael a revivir el día en que perdió a sus padres. La escena es desgarradora, con gritos y fuego envolviendo su hogar. Sin embargo, en esta versión, tiene la oportunidad de hablar con las sombras de sus padres. "No es tu culpa," le dicen. Al aceptar esta verdad, Kael siente que una carga invisible se aligera.

En la segunda prueba, enfrenta su rabia hacia el mundo que lo ha tratado con desprecio por su origen mestizo. Enfrenta una versión de sí mismo que desata destrucción indiscriminada, cegado por el resentimiento. Al calmar su rabia, Kael comienza a entender que su fuerza no reside en la venganza, sino en la compasión.

Finalmente, la tercera prueba lo lleva a un futuro alternativo, donde fracasa en su misión y el universo colapsa. Aceptar la posibilidad de fallar, pero seguir luchando de todos modos, se convierte en el desafío final. Con lágrimas en los ojos, Kael se enfrenta a su propio reflejo, que se desintegra en una lluvia de luz al reconocer su valentía.

Cuando Kael emerge de las pruebas, los Kyorin le otorgan el fragmento final, una joya que emite un brillo cegador. "Eres el Nexo," dicen, "la conexión entre lo que fue y lo que será." Pero el momento de triunfo se interrumpe abruptamente cuando Arkamé irrumpe en la Dimensión Olvidada.

Arkamé, envuelto en un aura de oscuridad pulsante, utiliza un artefacto prohibido para robar parte del poder del Vínculo. Este acto no solo hiere a los Kyorin, sino que también altera la estabilidad de la Dimensión Olvidada, que comienza a fracturarse. Kael y Lyra logran escapar por un estrecho margen, pero saben que el equilibrio universal está ahora más frágil que nunca.

Tras reunir tres de los cinco Fragmentos de Astra, Kael y Lyra activan una puerta hacia la Dimensión Olvidada. Este reino paralelo está habitado por los Kyorin, una raza de seres lumínicos que custodian el fragmento final. Los Kyorin revelan que el Vínculo Eterno no es solo un artefacto, sino un pacto viviente entre la magia y la tecnología. Si el pacto se rompe, no solo Andara, sino todo el universo colapsará.

Los Kyorin someten a Kael a una prueba para determinar si es digno de portar el fragmento final. En esta prueba, Kael enfrenta versiones ilusorias de sí mismo, cada una personificando un aspecto de sus mayores miedos y dudas. En la primera visión, se encuentra como un niño pequeño, indefenso y solitario, reviviendo el dolor de perder a sus padres en un ataque devastador. La escena es desgarradora: un hogar en llamas, gritos ahogados por el rugir de las llamas, y la sombra del niño llorando en la oscuridad. Kael intenta consolar a esta versión de sí mismo, recordándole que la tragedia no define quién es, sino cómo decide enfrentarse a ella.

En la segunda ilusión, Kael se enfrenta a una versión de sí mismo adulta y llena de odio, consumida por el resentimiento hacia un mundo que siempre lo ha despreciado por su linaje mestizo. Esta figura, envuelta en un aura de fuego y oscuridad, le acusa de ser débil por buscar redención en lugar de venganza. Kael, con esfuerzo, refuta estas palabras, recordándose que la verdadera fuerza radica en la capacidad de perdonar y en la voluntad de seguir adelante a pesar del dolor.

La tercera prueba lo lleva a un posible futuro: una versión de sí mismo que ha fracasado, incapaz de reunir los Fragmentos de Astra, viendo el universo colapsar en una vorágine de caos. Esta visión lo llena de desesperación, pero también de determinación. "Incluso si caigo, lucharé hasta mi último aliento," declara Kael, disipando la imagen al aceptar la incertidumbre como parte de su camino.

Cada prueba lo deja exhausto, pero también más consciente de su propio poder y propósito. Con cada versión ilusoria que enfrenta y supera, Kael se acerca más a la aceptación total de su rol como el Nexo, fortaleciendo su espíritu para los desafíos que aún le esperan. Con la ayuda de Lyra, supera la prueba y obtiene el fragmento.

Sin embargo, su victoria viene con un precio: Arkamé también accede a la Dimensión y roba parte del poder del Vínculo, debilitando el equilibrio universal.