CAPÍTULO 194
~Punto de vista de Zara~
El viaje a casa fue impregnado de silencio. Las manos de Nieve sujetaban el volante con fuerza, sus nudillos pálidos por la presión.
Abrí la boca varias veces para hablar, desesperada por romper el silencio, pero las palabras nunca salían.
Su mandíbula estaba tensa, sus ojos azules gélidos fijos en la carretera, y podía sentir la tormenta que se gestaba bajo su apariencia compuesta.
Si hubiera podido pelear y salirse con la suya, Nieve habría estado enfrentándose a otros Aphas con Zade apoyándolo.
Para cuando entramos en la entrada, nuestra tensión había escalado significativamente. Nieve apagó el coche pero no se movió. Dudé, esperando que dijera algo—cualquier cosa—pero permaneció inmóvil.
—Nieve —comencé con cautela, colocando una mano en su brazo.
Se retiró de mí rápidamente. Sin una palabra, salió del coche, cerrando la puerta con fuerza detrás de él mientras entraba a la casa.