—¿Aira? —preguntó Andrés, esperando que yo pronunciara las palabras.
—Parecía alterada cuando se fue con Tempestad —suspiró, resignándome a hablar más.
—El vínculo de pareja complica las cosas. Para todos —suspiró Andrés, pasando una mano por su cabello.
—¿Incluso para ti? —fruncí mis cejas.
—No de la manera que podrías pensar. Pero ver a alguien a quien te importa luchar—ya sea Zade o Aira—tiene su peso —encontró mi mirada, su sonrisa se suavizó Andrés.
Lo observé un momento, sintiendo que había más que no estaba diciendo. Antes de que pudiera presionar más, una presencia familiar llenó el espacio a mi lado.
—Zara.
Me volví para encontrar a Nieve allí, su mirada aguda se desvió brevemente hacia Andrés antes de centrarse en mí. Su mano descansaba ligeramente en la parte baja de mi espalda en un gesto posesivo.
—Nieve —saludó Andrés con suavidad, su tono amigable pero con una corriente subyacente que no pude identificar del todo.
—Andrés —respondió Nieve, con voz uniforme.