CAPÍTULO 118
~Punto de vista de Zara~
El viaje a casa fue silencioso, pero las ocasionales miradas de Nieve me decían que estaba sumido en sus pensamientos.
No podía evitar repasar los eventos del día: el trato exitoso, los cumplidos de Andrés y la invitación a la cena próxima. Todo se sentía surrealista, un hito para el que no me había preparado completamente, pero que de alguna manera había logrado.
Cuando llegamos a la mansión, Nieve me mantuvo la puerta del coche abierta, su presencia constante me centró mientras bajaba.
—Descansa —dijo suavemente mientras caminábamos a la puerta—. Ha sido un día largo.
—Lo haré —prometí, aunque mi mente ya estaba zumbando con las tareas que me esperaban.
Después de una ducha rápida, me deslicé en ropa cómoda de seda y me acomodé en la cama con mi portátil.