Eva~
Observé cómo se reía de mí, mi rostro ardiendo de calor. Su risa era embriagadora; ahumada y profunda, como una melodía que danzaba a lo largo de los bordes de mi vergüenza. Pero también era exasperante y dolorosa.
—Eres un idiota —murmuré, encogiéndome aún más en el agua mientras su risa finalmente comenzaba a disminuir.
Hades se limpió los ojos, su sonrisa burlona perdurando mientras se agachaba de nuevo, sosteniendo el libro empapado en su mano como si fuera el artefacto más divertido que jamás había encontrado —Rojo —dijo, su voz ronca, teñida de genuina curiosidad—. No hay necesidad de eso. Su mirada se tornó oscura con promesas de asesinato. Una expresión que siempre hacía correr un escalofrío por mi columna —Lo que pasó hoy nunca volverá a suceder.
Pestañeé hacia él —¿Tú sabes?
Frunció el ceño, su boca curvándose hacia abajo en disgusto —¿Por qué no iba a saber lo que sucede en mi torre? —preguntó, ofendido.
Bajé la mirada —Es la familia de Kael.