Eve
—Ahora
Me sobresalté, cada pelo de mi cuerpo se erizó ante lo que estaba viendo y escuchando.
Mis ojos brillaban, cada vez más intensos, tan calientes que casi era insoportable. Parpadeé.
¿Rhea?
—Ahora —la voz llegó de nuevo, distante pero tan cercana que parecía que alguien hablara justo al lado de mi oído.
Mi corazón ya no latía, pulsaba; un pulso profundo y resonante que reverberaba a través de todo mi ser, vibrando en sintonía con la fuerza que se agitaba dentro de mí. Mi agarre en la pistola se tensó, mi fuerza aumentaba más allá de lo que jamás había conocido. Jules luchaba, sus labios se separaban en una exclamación, pero ya no tenía miedo.
Rhea.
El nombre resonaba a través de mis huesos, un susurro de algo antiguo, algo que siempre había sido parte de mí, yacía latente bajo mi piel, esperando.
—¿Rhea? —grité en mi cabeza, esperando una respuesta que solía obtener, pero no hubo ninguna. Mi corazón se hundió. "¿Rhea?"
Nada.