Punto de vista de Rebeca
El avión aterrizó y descendimos. Esperándonos estaba una limusina. Lisandro abrió la puerta para mí y por un momento me tomó por sorpresa. Solo había visto esos gestos en las películas.
Me impresionó su cortesía.
—Gracias —dije antes de entrar con suavidad.
Se sentó frente a mí y mantuve mis ojos en mi falda. Si algo había aprendido de la vida, era que si algo parecía demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo era.
Levanté la cabeza mientras avanzábamos a través de la manada urbana. Mis ojos se abrieron de par en par al ver lo que había. Era un territorio verdaderamente desarrollado. Silverpine era diferente a cualquier otra manada que había visto, con rascacielos como los de los sectores humanos, autobuses, caminos pulidos y edificios modernos. Había imaginado algo similar para Howl Hollow, pero León y su gasto frívolo siempre se interponían en el camino.