—¡Buenos días! —canturreé y forcé una sonrisa radiante en mi rostro mientras me unía a los demás en la mesa del comedor. Casi toda la familia, incluyendo a Luis, estaba presente, y hacía mucho tiempo que eso no sucedía.
—Buenos días. ¿Tienes planes para hoy? —Luke preguntó de inmediato después de ver que estaba vestida de pies a cabeza. —Solo voy a salir —sonreí mientras sacaba la silla de Siena y la sentaba.
No había manera en el infierno de que les fuera a contar acerca de mi encuentro con Cristian. Todo iba perfectamente bien, y no quería arruinarlo. —¿Estás bien, Beau? —le pregunté a mi hermano, que tenía una sonrisa en su rostro. Verlo sonreír todavía era un concepto extraño.
—Bien —Beau sonrió. Luis estaba en su propio mundo haciendo su tarea. —¿Es para hoy, Luis? —pregunté, pero él negó con la cabeza. —¡Es para la próxima semana!
—¡La próxima semana! —exclamé. —¡Eso está muy bien hecho!