Me puse la capucha y salí del coche para caminar hacia el complejo de apartamentos donde se hospedaba Gina. Las chicas habían movido algunos hilos y consiguieron hasta darme la dirección.
—¿Serena? —Escuché una voz demasiado familiar antes de llegar a la puerta. Tomé un respiro profundo y me volví para mirar a la persona que no había visto en mucho tiempo.
—¿Hola, Johnny? —Sonreí. Parecía que mi atuendo de camuflaje no estaba haciendo tanto ruido. —Serena, ¿qué haces aquí?
—¿Qué haces tú aquí? —Devolví la pregunta. Yo sabía por qué estaba aquí, pero ¿por qué estaba él en el apartamento de Gina?
—Vine a ver cómo está —dijo Johnny como si supiera que esa frase no me sentaría bien. —Claro que sí. —Me reí. —No tienes tiempo de venir a verme a mí. No tienes tiempo de venir a ver a tu prima—no sé si la conoces, por cierto, pero se llama Siena. —Le lancé una mirada de desdén.