Christian
Christian apretó el puño en rabia y se dirigió a la oficina de su padre. No sabía si estaba enojado porque Serena había colgado el teléfono o porque tenía una razón sólida para temerle.
No, no la lastimaría. No le gustaba lastimar a la gente en absoluto y solo lo hacía cuando no había otra opción o cuando Lucio lo animaba a hacerlo, pero ni siquiera había pensado en lastimar a Serena ni en quitarle al bebé.
Todo es culpa de Lucio —fueron los pensamientos que cruzaban su cabeza—, y esta vez no se sometería a su padre sino que arreglaría la situación como debería haberlo hecho desde el principio.
Por primera vez en mucho tiempo Christian se quedó en la casa de sus padres. Francesca había regañado a su hijo por cómo había estado descuidando a su propia familia, dejándolo sin más opción que visitarlos. Toda la semana cuando había intentado abordar la situación, su padre miraba a Francesca como forma de decirle que se callara.