Cristian dejó caer el bolígrafo que sostenía y se quedó congelado por un segundo antes de mirar hacia arriba desde su escritorio. Intenté leer su rostro, pero no mostraba ninguna expresión. Ni una sola arruga, nada.
—Sí, he estado embarazada durante tres meses ahora y pensé que deberías al menos saber la verdad. No necesito tu ayuda ni tu dinero, ni siquiera necesito que estés ahí para el bebé. Pero solo quiero decirte que estoy embarazada y que voy a quedarme con el beb-
En el momento en que una risa salió de su boca, detuve mi frase y miré su puño apretado. No pude evitar tragar por miedo y esperé su reacción. —¿Tres meses?
—¿Desde hace cuánto lo sabes? —preguntó en un tono calmado pero irritado. Sabía que tenía un temperamento y no quería provocarlo, así que en su lugar, estaba planeando darle la verdad que se merecía. —Solo una semana.