—Puedes empezar dándome tu número —el hombre preguntó lleno de confianza—. ¿Cómo iba a darle la mala noticia?
—¿Eh? —tragué con una mirada nerviosa en mi rostro antes de empezar a reír—. Dios, no, creo que todo es un malentendido.
—Sí, eres un hombre muy atractivo y obviamente estaba mirando —pero tengo un anillo en mi dedo, tengo un prometido y obviamente tengo un bebé —reí y levanté el talco para bebés en el aire.
—Pues resulta que soy un excelente padrastro y no veo un prometido por aquí... así que —habló y miró burlonamente detrás de mí.
—¿Q-qué? —tartamudeé sorprendida por su reacción—. Pensé que iba a terminar aquí, pero este hombre simplemente no sabía cómo rendirse.
—Oye, es broma —se rió y empujó mi hombro—. Oh vaya, sí, claro —tomé un respiro profundo y sonreí.
—Obviamente eres una joven hermosa, pero si estás comprometida, estás comprometida —se encogió de hombros—. Si tan solo hubiera llegado a la ciudad un poco antes.