—Milo, di bebé —escuché la voz de Cristian mientras abría los ojos lentamente.
—Bebé —repitió Milo.
—Bien hecho, has mejorado mucho al hablar —Cristian lo elogió.
—¡Mira quién despertó! —Emilio sonrió y se acercó a mí.
—Sí, solo estuve dormida como cinco minutos, porque ustedes están haciendo mucho ruido —bostecé.
—Mira a él —Emilio se rió y señaló a Cristian. Él sostenía al bebé en sus brazos y se la mostraba a Milo, quien la miraba asombrado. Ni siquiera ha sido papá por un día y ya parece otra persona.
—Cristian se volteó y me dio una sonrisa satisfecha antes de acercarse para que yo pudiera ver al bebé. ¿Quieres sostenerla de nuevo? —me preguntó, pero pude ver que no estaba listo para soltarla.
—Está bien, tú sostenla.