Cristian
—¿Así que lo que me estás diciendo es que ahora es imposible llegar a ella?
Cristian apretó el puño, tomando aire. Saber las últimas noticias de su abuelo sobre los muchos guardias de su tío no encajaba en su plan perfecto.
Miró a Franco, quien lo había llevado aparte para darle las noticias mientras la culpa se reflejaba en su rostro. —Todo esto es mi culpa. No debería haberlo abandonado así —dijo Franco—. Encontraremos una solución.
Cristian sacudió la cabeza. —Yo lo haré —dijo—. Tienes que ir al hospital. Papá te necesita.
—Y necesito que te lleves a Siena contigo —dijo, sabiendo que era la forma más segura de protegerla si algo llegara a pasar—. No te preocupes por mí. Sobreviviré.
—¿Por qué siento que tienes algo planeado? —preguntó Franco con suspicacia. Cristian se encogió de hombros. —Tendré que matarlo. Lo sabes, ¿verdad? —habló—. A papá no le gustará, pero no hay lugar para el tío en este mundo, especialmente después de llevarse a Serena.