—Gracias por todo... Lo aprecio —comenzó Dario.
Christian suspiró y se recostó en su silla.
—Eso es lo que hace la familia. Nos cuidamos unos a otros —dijo Christian—. Bueno, la mayoría de nosotros.
Los pensamientos de Christian volvieron a su tío y a los terribles monstruos que había creado. Tenía muchas personas detrás de él y había logrado incluso lavarle el cerebro a Luca de la misma manera que una vez lo había hecho con Dario.
—Lo que pasó allá afuera no es tu culpa —le dijo Dario a Christian—. Hicimos todo juntos, así que cuando algo sale mal, no deberías cargar con toda la carga.
—Gracias —habló Christian, sorprendido. Mientras otros le decían que no era su culpa y que no se podría haber evitado, Dario era la única persona que podía darle una explicación—. Y Luca... es tonto, pero recapacitará, estoy seguro de ello —le dijo Dario—. Luca tiene buen corazón. Solo que no siempre sabe cómo usarlo.