Cristian
—Eres increíblemente estúpido si piensas que me quedaré sentado sin hacer nada mientras has estado mirando a Dario de la misma manera en que una vez miraste a mi hijo.
Cristian fumaba su cigarrillo e intentaba borrar esa horrible oración de sus pensamientos. Lo había oído, todo.
Sabía que Cesca y Serena no podían estar solas, así que se había apresurado a bajar para vigilar la situación, pero lo que no estaba preparado para escuchar era el comentario de su madre sobre Dario.
Cristian finalmente sabía que no era estúpido. Todos podían verlo, y él también, pero no había nada que pudiera hacer al respecto. Compartir el negocio con Dario sería la jugada más segura. Mientras cualquiera que no tuviera idea de que su tío aún estaba vivo en ese momento hubiera rechazado la idea, Cristian sabía que todos eventualmente lo aceptarían.