Cristian agarró mi mano mientras salíamos de la habitación. Casi me apretó la sangre de mi mano, pero no podía culparlo. Luca era aterrador y peligroso, y bueno para jugar juegos mentales.
Johnny sujetó la mano de Luca como un padre guiando a su niño pequeño y lo sujetó firmemente. —¡Cristian, Serena! De repente Luca nos saludó con una sonrisa en su rostro. Cristian miró hacia atrás a Johnny, quien negó con la cabeza como forma de decirnos que no confiáramos en él.
—Luca —sonrió Cristian. Soltó mi mano y alejó a Luca de Johnny para poder abrazarlo. No tenía idea de qué tenía con los abrazos últimamente, pero un abrazo no iba a cambiar el comportamiento de Luca. La diferencia entre Enzo y Luca era que Enzo simplemente tomó el camino equivocado, pero Luca estaba lavado del cerebro, y se necesitaría mucho para arreglarlo.