Desperté con el sonido de risitas y carcajadas y me froté los ojos para ver cómo Christian sostenía a Siena en sus brazos.
—¿Qué hace despierta a estas horas? Es muy temprano. —Bostecé, exhausta y miré el reloj—. ¿6 AM? Debería estar dormida.
—Lo siento, ¿te despertamos? —preguntó Christian, preocupado—. Lo siento, no pude evitarlo. Tenía que verla.
Sonreí al ver la expresión inocente en el rostro de Christian y me senté derecha para observar mejor a Siena. —Parece que no le molesta.
—Lo sé. —Christian sonrió—. Tu hermana la cuidó muy bien. Es realmente útil.
—¿Le preguntaste sobre mudarse? —preguntó Christian. Parecía que le gustaba, algo muy inusual en él—. Lo hice. Va a hablar con mis padres al respecto.
—Y también quiero agradecerte por ser tan amable con respecto al pequeño enamoramiento de Carmen hacia ti.
—Claro, eso. —Christian se rió incómodamente—. No sería la primera vez que una hermanita se enamora de mí. He lidiado con estas cosas antes.