—¿Cómo se supone que explique por qué me acerqué a su caseta de vigilancia? —preguntó.
La bruja, Justicia, rodó los ojos hacia mí con un nivel de insolencia que nunca había tenido que tolerar en mi vida. Quería abofetearle algo de respeto, pero sabía que había una línea que no debería cruzar con un usuario de magia.
Además. Estaba aquí para ayudarme a llegar a mi compañera. La toleraría por los beneficios que su presencia me ofrecía. Había aprendido de mi padre que incluso las personas detestables podían ser útiles si era necesario.
—Voy a usar un portal para traer a tu Beta. Él conducirá en tu coche. ¿Imagino que podrás hablar para mantener a un Beta contigo en el territorio de la Manada Moonglow? —dijo.